Fue un crimen a sangre fría y conmocionó a la sociedad. A través de las grabaciones de circuito cerrado se pudo conocer que los delincuentes llegaron al lugar donde trabajaba el guardia de seguridad de 41 años, Óscar Baranda, y lo ejecutaron. Después de eso, tomaron su arma e ingresaron al local de ventas de celulares denominado TecnoStore rompiendo la puerta de vidrio. La policía ha realizado allanamientos en busca de los responsables, y según los datos preliminares, estas personas formarían parte de una banda que ya habría perpetrado varios asaltos en la zona de Asunción.
La crónica puede parecer una más, pero retrata la inseguridad que vivimos en el país. Se trata de un lamentable hecho en el que delincuentes arremeten en contra de una persona indefensa, en horas de la madrugada, y con un nivel de violencia absolutamente desproporcionada. Los maleantes eran cuatro y Óscar Baranda estaba solo.
El caso nos recuerda a otro, ocurrido recientemente en la ciudad de Villa Elisa. En aquella ocasión, el trabajador Eliseo Flores se encontraba a apenas dos cuadras de su lugar de trabajo, cuando a plena luz del día se acercaron a él personas que le robaron su motocicleta; se presume que se resistió, y fue cuando recibió un disparo de arma de fuego. Su cuerpo fue encontrado por un vecino.
También nos recuerda la agresión que sufrió una enfermera que regresaba en hora de la madrugada a su hogar cuando los delincuentes que circulaban a bordo de dos motos intentaron robarle. La trabajadora se resistió a entregarles su biciclo y fue atacada con suma violencia. La enfermera explicó después que se enfrentó a los maleantes ya que hacía un mes le robaron su automóvil, el cual nunca fue recuperado, por eso compró una moto, pues hace guardias nocturnas y necesita movilizarse ante la falta de transporte público.
Sin embargo, de Óscar Baranda no será recordado solamente como una víctima más de la inseguridad reinante en el Paraguay. Él también, de acuerdo con las denuncias realizadas por su esposa, era víctima de la precariedad laboral, una indignante característica de los duros tiempos que vivimos.
La esposa, Laura Riquelme, afirmó que su esposo trabajaba en condiciones precarias, expuesto al peligro y a la inseguridad. “Si tenía chaleco antibalas, iba a sobrevivir”, afirmó categórica.
Al mismo tiempo reveló las condiciones precarias en que este trabajaba: “Mi esposo trabajaba 12 horas al día, el salario es de G. 2.800.000 y sin IPS. Como no tenía baño, tenía que improvisar usando un balde y hacer ahí sus necesidades”. También hizo reclamos el padre del guardia, denunciando que orinaba en un balde, que lo tenían bajo un toldo al aire libre y que estuvo 5 horas en el piso cuando lo mataron.
La expresión que utilizó el padre de Óscar: “A un perro lo tienen mejor”, describe lamentablemente la situación de precariedad laboral que deben soportar miles de paraguayos, quienes ante la falta de oferta laboral deben aceptar situaciones de humillación pero sobre todo de explotación.
El deterioro del tema laboral es algo que los expertos ya venían advirtiendo incluso antes de la pandemia, a partir de la cual, las condiciones han empeorado. Además, de los bajos ingresos, nuestro mercado se caracteriza por su histórica precariedad, considerando datos de seguridad social que indican, por ejemplo, el 40% de evasión a la seguridad social, y 65% de trabajo en condiciones de informalidad. Estas condiciones afectan particularmente a las mujeres y los jóvenes.
Las autoridades deben entender que esta situación es insostenible. Sin seguridad y sin trabajos decentes no existe calidad de vida. Estos son reclamos ciudadanos impostergables.