El número de muertos en la favela Vila Cruzeiro se elevó de 12 a 21, según un nuevo balance de la Secretaría Estatal de Salud, que no divulgó la identidad de las víctimas.
Más temprano, la Policía Militar (PM) de Río había dicho que al menos 11 de los fallecidos eran criminales y que también murió una vecina de un barrio aledaño alcanzada por una bala perdida. La PM aseguró que fue recibida a tiros por delincuentes en la parte alta de la favela cuando se preparaba para comenzar la operación.
Es la segunda incursión policial con un alto número de muertos en lo que va del año en Vila Cruzeiro, una favela de la zona norte donde según la policía se esconden líderes del Comando Vermelho (comando rojo), banda de narcotraficantes que estuvo sembrando el terror desde finales de la década de 1970. “La facción criminal que controla la región suele realizar invasiones en otras áreas y teníamos señales de que ese grupo se trasladaría por la ciudad”, detalló en conferencia de prensa Uirá Ferreira, comandante del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la PM de Río, que actuó en conjunto con la Policía Federal y la Policía Federal de Carreteras.
Siete personas resultaron heridas y recibían atención médica en un hospital cercano, según el último balance. Los agentes requisaron 13 fusiles, 12 granadas, 4 pistolas y una cantidad no determinada de drogas, además de 20 motos y 20 automóviles supuestamente pertenecientes a la banda. Las autoridades informaron que al menos 19 escuelas de la zona cerraron debido al intenso tiroteo, que según los vecinos empezó de madrugada. Al mediodía todavía se oían ráfagas de tiros y explosiones cerca de la favela.
El Comando Vermelho es responsable de más del 80% de los enfrentamientos armados en Río, de acuerdo con Ivan Blaz, portavoz de la Policía Militar de Río.
Frente a la puerta del hospital Getulio Vargas, muy cerca de la favela, una decena de vecinos y familiares de fallecidos, en su mayoría mujeres, buscaban este martes información sobre sus seres queridos. Desconsolados, algunos gritaban y lloraban.
“Estas operaciones policiales en favelas colocan en riesgo la vida de toda la población, impiden el funcionamiento de servicios públicos y del comercio (...) y no resuelven ningún problema de seguridad”, dijo Guilherme Pimentel, consultor de la Defensoría Pública de Río de Janeiro.