“Es un calvario. Desde hace una semana que estamos sin agua en todo el barrio”, cuenta la educadora Emilce Britos, de la zona de Reducto. Con su familia sufren de la falta de servicio de agua potable desde que se mudaron a la villa universitaria, seis años atrás. Los cortes de la temporada veraniega comenzaron en diciembre pasado, en plena época navideña y ya con altas temperaturas.
Vive con su marido y con un hijo con discapacidad, donde el día a día es más delicado aún, según cuenta. “Nosotros no deberíamos estar sin un servicio tan imprescindible con este terrible calor que soportamos. Sobrevivimos comprando bidones y bidones y acarreando el agua de vecinos de otros barrios”.
Incluso debieron comprar un tanque para utilizarlo como reservorio de agua para este tipo de ocasiones, pero aún así no dan abasto.
Pese a los problemas, cada fin de mes le llega la factura de la proveedora local, una aguatera del sector privado.
En la ciudad, donde conviven más de 250.000 habitantes, la Essap solo llega a 15.000 usuarios, de acuerdo con datos oficiales.
Otros barrios. El fin de semana los reclamos en San Lorenzo se multiplicaron. El dedo acusador apunta principalmente a las aguateras privadas por los cortes diarios.
A la zona de Reducto se suman barrios como Santo Rey I, Calle’i, San Luis o Capilla del Monte, todos sitios superpoblados.
“Se pasan todos la pelota; siempre reclamamos en la aguatera, en la Erssan y en el Municipio mismo”, cuenta Pedro Delvalle, conductor de un servicio de transporte público y residente en Calle’i.
“La excusa más frecuente de parte de la aguatera es que no cuentan con energía eléctrica por eso no pueden distribuir el agua. Todos los años es lo mismo”, dice.
Una de las aguateras privadas con más reclamos es Santa Ana, desde donde intentamos comunicarnos sin éxito durante todo el día al (0981) 854–107 y al (021) 968–628. Ambas líneas se encuentran fuera de servicio pese a que son las que figuran en las facturas proveídas a sus clientes. “Más vale prevenir que curar, ante cualquier eventualidad manténgase con una reserva de agua”, advierten en los recibos que distribuyen a los usuarios.
efecto climático. Un estrés hídrico que se da en toda la región es el causante de estos cortes en los servicios que no son proveídos por la aguatera estatal, asegura el gerente general de la Essap, Carlos A. López.
Agrega que con la sequía actual y la falta de lluvias es imposible cubrir a todos los clientes. “Es una realidad que nadie cuenta este estrés climático por las sequías en Paraguay, pero también en Argentina y en Brasil”.
El funcionario asegura que este problema es generalizado, pero en la Essap realizaron inversiones para prevenir cortes en la capital y en el área metropolitana.
Más de 5.000 prestadores -incluido la estatal- convergen en el territorio nacional.
Con pequeñas plantas, nuevos pozos y una instalación de G. 100.000 millones, López afirma que paliaron déficits de años anteriores en lugares como Sajonia, Barrio Obrero, Tacumbú y Roberto L. Petit.
La inversión total ronda los G. 160.000 millones en el último año durante la pandemia. “En esta temporada de calor extremo solo en zona metropolitana el déficit es de hasta 30.000 metros cúbicos diarios”, sostiene.
Demanda. La Essap registró un récord en el consumo de agua días atrás, según comentaron autoridades en comunicación con Monumental 1080 AM.
Hay un estrés hídrico en toda la región, imposible es sostener la demanda de agua potable en estas condiciones.
Carlos López,
gerente general de Essap.