Raúl Cortese
ENCARNACIÓN
A solo 10 minutos en automóvil del casco urbano de la ciudad de Encarnación, en la zona rural conocida como Cuatro Potrero, familias finalmente tienen acceso al agua potable, tras muchos años de espera y lucha.
La actual administración municipal entregó los caños de plástico para el agua, y las máquinas viales del Municipio instalaron parte de la red de agua potable, abriendo una profunda zanja en la tierra, mientras los vecinos se sumaron colocando metros y metros de caños para la conducción del agua potable.
Algo esperado por años, tantas veces pedido de parte de los hoy entusiasmados vecinos, quienes ya tienen el líquido vital en sus propiedades.
“Años, estamos hablando de años que venimos pidiendo y pidiendo para que se nos instalen los caños. Por fin apareció este buen hombre (por el intendente de Encarnación) y hoy nuestros pedidos se hacen realidad y ya tenemos agua en nuestras casas”, contaba Ramón Báez, antiguo poblador de la zona.
Fin del acarreo. Ver a una mujer surtirse de agua de una canilla y caminar varias cuadras con el balde a cuestas; o una moto llevando bidones de agua eran algo común para tantas familias que durante años tuvieron que provisionarse de agua de esta manera, de los vecinos, y no todos están cerca; pero el acarreo llegó a su fin y hoy pueden, como cualquier familia, disfrutar del vital líquido sin moverse de sus casas.
“En moto, todos los días, de mañana y de tarde, pagué 10 viajes, 10.000 guaraníes por día para traer agua, para mí y mis animales, todos los días durante años”, testimonia Báez.
Se surtían de otros vecinos que mandaban cavar un pozo de acuerdo a sus posibilidades económicas, y no eran muy profundos; y por dicha razón, en el 90% de los casos, las aguas estaban contaminadas.
Impensable. En este caso, la solución se trataba de instalar unos 500 metros de caños de plástico de una pulgada de diámetro, y poder hacer llegar el líquido vital a las familias que habitan el lugar.
Es difícil poder comprender cómo estas familias podían en el presente siglo desenvolverse de manera diaria sin tener acceso al vital líquido en sus propiedades; pero su sufrimiento acabó, aunque casi una década después de que –el 28 de julio de 2010, a través de la resolución 64/92– la Asamblea General de las Naciones Unidas reconozca explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que el agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la materialización de todos los derechos humanos.