Para Moreno es importante entender en qué situaciones se encuentra presente la violencia, que según detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS), están presentes en “el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que tiene como consecuencia, o es probable que tenga un traumatismo, daños sicológicos, problemas de desarrollo o la muerte”.
Moreno amplía que al referirnos a la violencia hablamos de un modelo que va desde la manipulación, el amedrentamiento, el sometimiento y la dominación, que son modelos conscientes y de control sobre otros.
La violencia también se encuentra en situaciones de descontrol, como la explosión temperamental, la exposición de la ira, “donde además de la dominación, se busca la eliminación del otro o su destrucción”, señala.
Entre esos dos aspectos, tanto la manipulación del modelo amedrentante, como el descontrol, hablamos de un modelo de violencia que se da en los estados sicóticos, estados de enfermedad mental o en situaciones que se producen bajo el consumo de sustancias sicoactivas, “donde existe un descontrol, donde no existe un razonamiento y hay una pérdida de la capacidad”.
CULTURAL Acerca de la presencia de la violencia en hechos culturales, Moreno menciona modelos relacionales de pareja, de padres a hijos, “donde muchas veces está atravesada la violencia física, moral, síquica, como patrones y mandatos familiares que vienen de generación en generación y se constituyen en rasgos más culturales”.
Asimismo, encuentra presentes hechos de violencia en “rituales”, desde los observados en las peleas de los adolescentes, rituales de universidades o en algunos cuarteles.
PREVENCIÓN. En cuanto a la prevención, el doctor Martín Moreno resalta la importancia de trabajar el desarrollo emocional desde la infancia y adolescencia. “Se requiere enseñar sobre el control y manejo de las emociones, reconocimiento del otro, desde sus diferencias y coincidencias”, explica.
Otro esquema que Moreno menciona es la integración del “aprendizaje de la negociación y manejo de las frustraciones, proceso que debe darse en el desarrollo emocional, en el seno de la familia y la escuela”.
Desde el plano cultural, considera fundamental la prevención del bullying. “En ese contexto, no solo el acoso moral en contexto de aula, sino también el que se ve desde el punto de vista cibernético, muchas veces de alto impacto emocional en el niño y adolescente”, afirma.
Para que la violencia no sea un acto repetitivo, otro campo preventivo es el tratamiento de las personas con trastornos mentales y con consumo de sustancias, “que puedan tener un abordaje precoz, tratamiento adecuado, y una inclusión social favorable y seguimiento”, dice el especialista.
Otro aspecto preventivo es contar con una Justicia veloz, accesible y funcional, que pueda manejarse en forma inmediata. En cuanto a las manifestaciones públicas, lo preventivo sería mantener situaciones de equidad y justicia social.
El año que se va deja un saldo de diversas situaciones difíciles a raíz de la pandemia, entre ellas, situaciones deplorables como los hechos de violencia.