Una frase atribuida a autores diversos afirma que es una locura hacer siempre lo mismo, una y otra vez, esperando obtener diferentes resultados. Esta es una idea que bien valdría que el presidente electo Santiago Peña la tuviera muy en cuenta.
A escasos días de haber ganado las elecciones, Peña ratificó que su Gabinete estará compuesto por técnicos con identidad política colorada, y enfatizó además que serán del movimiento Honor Colorado. Este no ha sido precisamente el mensaje que el pueblo paraguayo deseaba escuchar.
Es un hecho que la ANR tendrá desde el 1 de julio próximo mayoría en ambas cámaras del Congreso, y este poder representará para Santiago Peña una enorme responsabilidad pues tendrá las condiciones para gobernar con apoyo del Parlamento y tomar decisiones para bien del país.
Al mismo tiempo, sin embargo, tendrá que asumir un gran desafío: romper la vieja relación Partido-Estado, que desde hace 70 años ha representado ventajas y privilegios solamente para los colorados. Recordemos que Peña dijo que lo primero que tendrá en cuenta es la capacidad, y le dará un enorme valor al que sume con una identidad política, la de la ANR. “Voy a buscar de entre los 2.600.000 afiliados del Partido Colorado (para su ministro), personas con alta competencia técnica en cada una de las áreas”.
El presidente electo deberá aprender a gobernar para todos los paraguayos, pero también debe aprender a trabajar con todos los paraguayos, y no solo con técnicos colorados como anunció. No debe olvidar que nos rige una Constitución y que el artículo 88 dice que “No se admitirá discriminación alguna entre los trabajadores por motivos étnicos, de sexo, edad, religión, condición social y preferencias políticas o sindicales”; aunque como es de esperar podrá aludir a que se trata de cargos de confianza.
El país que heredará el gobierno no solamente es inviable sino que es fundamentalmente injusto e inequitativo. Al cierre del mes de junio de 2022 se registraban un total de 338.007 funcionarias y funcionarios, los cuales prestan servicios en 412 organismos y entidades de los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial; y de los tres niveles de Gobierno, Central, Departamental y Municipal, de acuerdo con un informe de la Secretaría de la Función Pública.
Todos ellos son parte de una estructura que es sostenida con los impuestos de los paraguayos; pero es sabido también que gran parte de esa multitud responde al Partido Colorado, el cual se mantiene en el poder desde hace 70 años, incluida una nefasta dictadura de 35 años en el medio. Mencionemos el trabajo periodístico de ÚH que develó que, de los 12.448 trabajadores del Poder Judicial, incluidos funcionarios y magistrados, un 70% de todo el funcionariado judicial es colorado. Este no es un discurso de odio, como suelen acusar; son datos.
El presidente electo, con la mayoría de su partido en el Congreso, tiene la responsabilidad de formular políticas públicas y tomar decisiones que puedan resolver las grandes deudas sociales que se reflejan en todos los indicadores de calidad de vida. Debe generar empleos de calidad, y la tan promocionada estabilidad macroeconómica debe tener real impacto en las condiciones de vida de la población.
Santiago Peña debe afrontar el hecho de pertenecer a un partido político que está vinculado con la corrupción y el narcotráfico y deberá él generar la suficiente confianza, para que haya confianza en el país; y Paraguay pueda ser sostenible a nivel económico. Eso no lo va a lograr trabajando solo con técnicos colorados, pues, como ya se ha mencionado, es lo que ha venido haciendo su partido en los últimos 70 años.