Ningún integrante del Consejo Superior (CSU) se salvó ayer del escarnio, luego de que fijarán para el martes 13 de setiembre la convocatoria para una sesión extraordinaria de la Asamblea Universitaria (AU).
El pedido estudiantil era que la cita se cumpla el viernes 9 de setiembre, de modo a que se trate lo más pronto posible la modificación del Estatuto de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), en específico la conformación de los tres órganos de gobierno.
Cerca del mediodía, indignados ya por la actitud dilatoria del CSU, los universitarios reflotaron el cordón de la vergüenza para escracharlos a la salida de la sesión. Al principio, ninguno se atrevía a salir ante el medio millar de estudiantes que rodeaban el predio del Rectorado.
A partir de las 13.00, uno a uno entre largos intervalos los consejeros salieron bajo una lluvia de improperios por parte de los manifestantes, quienes a gritos y con el dedo índice los acusaban de ser la “vergüenza de la UNA”.
El más requerido fue Rodrigo Killer González, consejero estudiantil de Ingeniería. Una veintena de estudiantes lo siguieron con insultos, unos 800 metros, hasta la parada de buses sobre Eusebio Ayala.
El último en abandonar el recinto fue el rector Abel Bernal. Primero probó salir a bordo de su camioneta desde el estacionamiento trasero del edificio. Pero más de 50 universitarios bloquearon su paso. Ante la innegociable condición de que saliera por la puerta principal, se limitó solo a pedir garantías de que nadie lo agrediera físicamente.
A eso de las 15.30, caminó entre un centenar de jóvenes quienes lo tildaron cuanto menos de mentiroso, traidor y vendido. Estaba custodiado por varios guardias de seguridad. Uno de ellos evitó que le alcanzara un puñetazo lanzado por un joven. Subió raudamente a una camioneta blanca que, por el apuro, arrastró a uno de los guardias que terminó tendido en el suelo sin mayores lesiones.
Bloqueado. “A las apuradas nada sale bien”, lanzó el vicerrector de la UNA, Héctor Rojas, intentando justificar la decisión del CSU ante los universitarios. Ellos ya habían decidido, a su vez, bloquear las puertas de acceso al Rectorado una vez que abandonaran todos sus ocupantes y hasta que se revea la aviesa dilación.
Pese a que mañana se abre una mesa de diálogo, a instancias del rector, los estudiantes se sienten engañados y ya no confían en este tipo de instancias. Prevén asistir, no obstante, con una sola voz que resuma el pedido de todas las unidades académicas en paro.