Sergio Cáceres Mercado
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Todos los adolescentes sufren por definición. A veces por trivialidades, a los ojos de los adultos, a veces por razones que realmente ameritan atención. Lady Bird es una chica soñadora que tiene sus dramas, dentro de las cuales se encuentra su madre, ambas de carácter fuerte y, por lo tanto, enfrentándose a cada rato en una típica relación de amor-odio. Una forma de huir de este y otros problemas es la mentira, la pose o la negación del propio nombre (Christine), todas opciones que Lady Bird utiliza sin hesitaciones. A la larga, como es sabido, esto le acarreará más golpes que satisfacciones.
Contada en clave de comedia, como un collage, los distintos frentes de batalla de Christine se nos van mostrando al ritmo de una banda sonora que gustará a más de uno. Además de su particular familia y su mejor amiga, los muchachos son la particular preocupación de esta atribulada chica. Ella tiene los mismos deseos y rechazos que una de su edad, pero las cosas no parecen salirle tan bien como quisiera y sus novios no ayudan en nada.
Saoirse Ronan, una pequeña actriz que crece a pasos agigantados, está impecable en su papel de joven insatisfecha, así como Laurie Metcalf como la demandante madre. Ambas estuvieron nominadas al Oscar por estos papeles, y ahora que las podemos ver en acción podemos afirmar que se hizo justicia en ambas postulaciones.
Esta es una bella película sobre la búsqueda interior, sobre las verdades que uno debe reafirmar sobre sí mismo, y las mentiras que debe rechazar para asentar la identidad. Una linda fábula sobre las jóvenes de hoy y sus, aparentemente, tormentosas relaciones. Recomendable para verla entre madre e hija.
Calificación: ***** (excelente)