Por Gloria B. Rolón L. – grolon@uhora.com.py
Indudablemente, el populismo, en su acepción más perversa, se constituye, si no en el primero, seguro que en el más terrible de nuestros males.
Y la Cámara de Diputados, en el escenario apropiado en el que exponentes de aquel fenómeno (del populismo digo, no Diputados) encuentran el microclima ideal para reproducirse a gusto y placer.
Es verdaderamente vergonzoso que aprovechando el estado de crisis en el que se encuentra la golpeada sociedad —crímenes ordenados por el narcotráfico, descubrimiento de vinculaciones de estos con diputados, senadores y otros políticos, así como con los secuestros del EPP, etcétera—, de forma oportunista un diputado pretenda ya hacer aprobar en unas semanas más un proyecto de ley de despenalización de la marihuana (por cierto un proyecto que él mismo reconoce aún no lo tiene ni redactado).
Al diputado Víctor Ríos le recuerdo que en países como el Uruguay la aprobación de una ley similar demandó tiempo y esfuerzo, además de años de estudios por parte de sus redactores. Los colombianos, considerados por décadas víctimas preferidas del flagelo del narcotráfico, apenas sí lo están debatiendo ahora.
Aclaro que no tengo una posición tomada al respecto, pero sí la convicción de que un proyecto tan controvertido como ese no puede aprobarse a tambor batiente y menos aún por este actual Congreso. Que me disculpen los pocos connotados legisladores, que lastimosamente son la excepción, pero no puede dejarse en manos de personas tan poco afectas a la ética y la moral semejante decisión.
Tal como están las cosas hoy en el país, y en la región, aprobar el proyecto de ley de despenalización de la marihuana en todo su proceso (es decir, desde la producción, el procesamiento y la comercialización hasta el consumo) sería funcional a los intereses de quienes se erigen en los enemigos de la sociedad: los narcotraficantes.
Y como ejemplo un solo argumento: La Fiscalía y el Juzgado que investigan el asesinato del corresponsal de Abc Color, Pablo Medina, y de su asistente, Antonia Almada, lo único que tienen contra el fugado intendente de Ypejhú, Vilmar Acosta Marqués, y sus secuaces es la producción y recolección de marihuana.
