Pensaron alguna vez lo pobre que sería el mundo sin Juan Rulfo, el Chavo, la Virgen de Guadalupe, Frida Kahlo, Diego Rivera, Hugo Sánchez, Juan Gabriel; sin tequila, tacos y enchiladas; Pancho Villa y el subcomandante Marcos, las telenovelas, Sor Juana, Octavio Paz y Monsiváis.
Porque eso es exactamente lo que quiere el nuevo presidente del mundo.
En 1963 John F. Kennedy se paró frente al muro de Berlín y dijo: “El muro es la más obvia y viva demostración del fracaso de la política”. Oportuno es recordarlo en estos días, cuando se confirman las intenciones de hacer más alto el muro que los separa de México.
Precisamente, en estos tiempos en los que nos falta ser más humanos, sentirnos más humanos y próximos con el prójimo, viene este a querer cumplir su promesa electoral sobre el tan mentado muro.
El muro en realidad ya está, lo que quieren hacer es completar la valla, lo que implica que va a ser todavía más peligroso el acceso para los miles de mexicanos y latinoamericanos el cruce de esa frontera. ¡Pobre, México! Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, repetida y necesaria frase atribuida a Porfirio Díaz.
Donald Trump desató una crisis por querer cerrar las puertas a los mexicanos; entonces se canceló una reunión prevista con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, aunque después platicaron por teléfono y aún no sabemos si el mexicano le va a plantar cara o no. “Mi honra está en juego, y de aquí no me muevo”, diría Les Luthiers, pero esos son argentinos, de Argentina, donde también soplan extraños vientos de xenofobia.
La película. En estos días en que los memes sobre Trump y su estúpido muro nos hacen más soportable la realidad, recordé una película del mexicano Sergio Arau, aquella comedia en la que un día todos los latinos que viven en California desaparecen.
Se esfuman cocineros, jardineros, policías, niñeras, médicos, maestros, recolectores de fruta, trabajadores de la construcción, artistas, atletas, los que compran autos, los que lavan o estacionan autos, etc. La crisis es grande y la única solución es que todos regresen. El planteamiento es inteligente, y es que recién en el momento en que desaparece algo es cuando se hace visible.
Lo importante no es solo que descubren que necesitan a sus valets parking, cocineros y niñeras, es que también se dan cuenta de que sus vidas se vuelven pobres sin los latinos. Eso es lo que pasa cuando excluimos al otro porque es negro, gay, pobre, morochito, judío o musulmán, gordo o feo: nuestras vidas se vuelvan más pobres y más pequeñitas. Eso es exactamente lo que va a pasar, por culpa del estúpido muro de Trump.