Aplicarle el apelativo de ingenuo a un adulto es distinto. En tiempo de la esclavitud, ingenuo significaba “ser humano libre que conservaba su libertad”. Algo muy positivo. Pero ya modernamente su aplicación hay que cuidarla. Puede significar alguien que no se da cuenta de la malicia que existe alrededor. Ser demasiado crédulo.
Por otra parte, la ingenuidad no abarca todos los aspectos de una persona. En su vida privada puede usted no serlo y esto es un valor. Pero por ejemplo, puede serlo en la vida política. Y esto es un fallo, que todos pagamos en sus consecuencias.
Proponemos algunos temas concretos sobre este aspecto. Opine y reflexione si ha sido ingenuo en su opinión.
Para los EEUU, América Latina es como su “patio trasero”. ¿Qué opina?
¿Está usted ya influyendo en política cuando dice: “No me importa la política” y vive al margen de ella? ¿Sí? ¿No?
¿El actual problema de Venezuela es que es una “dictadura” con Maduro o que Maduro no deja que el petróleo venezolano pase a manos extranjeras?
La plata de IPS es de los trabajadores. ¿Es verdad que los Gobiernos han usado esta plata para pagar deudas?
¿Por qué tanto empeño en querer cambiar la actual Constitución?
“¿El problema de la mala educación que tenemos es que las escuelas se caen de mal hechas?”
“¿No hay plata en Hacienda para que IPS o la salud pública tengan medicinas?”
El salario mínimo no llega a fin de mes porque se gasta en cerveza.
¿La economía privada es la única que va solucionar lo mal que está la economía paraguaya?
Ante estos temas hay una respuesta bien fundamentada en razones y hechos y otra demasiado crédula que expresa solo “lo que me parece”. Esta es ingenua.