“No podemos estar dentro de la casa. Es un horno”, comentó Heriberto Núñez mientras se abanicaba rápidamente con un pañuelo y expresaba las molestias que causa la falta de energía principalmente en los niños que viven en sus casas. “Están inquietos y lloran mucho. No sabemos qué hacer. A los mayores de edad nos afecta mucho también”, resaltó.
Antonia Oviedo, o ña Anto, como la llaman los jóvenes del barrio, se refresca con un abanico en compañía de todos los vecinos. Desesperada, se lamenta por las incomodidades que tienen que pasar. “Los hipertensos no pueden aguantar más. Tampoco tenemos agua. Es desesperante, porque si pudiéramos ducharnos soportaríamos más”, lamentó.
Ayer debían comprar agua y hielo para poder refrescarse con tereré. La falta de sueño los tenía a maltraer, agotados y además incomunicados, sin señal telefónica y –obviamente– sin batería en sus móviles. Sobre la calle Emilio R. Fernández, a pocas cuadras de la Subestática, había mucha tensión.
A esto se suman las pérdidas económicas como es el caso de Zacarías Oviedo, que tiene un taller de vehículos. Al no poder usar sus herramientas por la falta de energía, no pudo facturar entre G. 600.000 y G. 1.000.000.
Pirevai. El malhumor afectaba a todos; muchos vecinos de Tres Bocas criticaron al Gobierno y gritaban irónicamente: “¡Pe vota jey Cartes-re!”.
Gabriel Colmán indicó que ya no se puede seguir aguantando los problemas de cortes en verano. La situación se repite en cada temporada.