Un grupo de más de 100 personas, compuesto por religiosos, laicos y ciudadanos en general, se concentró en la explanada de la Catedral Metropolitana de Asunción en la tarde de este martes para manifestarse a favor de los labriegos involucrados en el caso de la matanza de Curuguaty, de junio del 2012.
Luego de una oración ofrecida por el sacerdote Oscar González, cura párroco de la Catedral, el grupo partió rumbo al Hospital Militar en una marcha silenciosa, con antorchas y pancartas.
“Es una oración para pedir por la luz de la verdad. En este proceso hay cuestiones no aclaradas y sobre estas cuestiones pedimos para que la luz de Dios ilumine, para que la voluntad pueda prosperar en la decisión de los jueces para que puedan dictaminar justicia”, sostuvo el padre Oscar González.
El objetivo de la marcha fue llevar el apoyo de la Conferencia de Religiosos del Paraguay a los campesinos que hace mas de 54 días están realizando huelga de hambre en reclamo de un juicio justo.
Ya frente al Hospital Militar, el orador principal fue el Pa’i Oliva, quien se refirió a la audiencia de revisión de medidas a realizarse mañana en el juzgado de Salto del Guairá.
“Estamos en víspera de un hecho grande, tenemos que vencer mañana. Tenemos que llevar a sus casas a los que están en huelga de hambre, para que cesen la huelga ya” manifestó el sacerdote.
“Sería horrible que mañana por la mañana, los jueces de la audiencia y el fiscal dijeran que no dan el arresto domiciliario a estos compañeros. Tendríamos que llamar en adelante a estas personas, asesinos” prosiguió el sacerdote.
Se refirió a los campesinos internados pidiendo un aplauso ferviente para ellos de modo que sientan el apoyo de quienes se llegaron hasta el lugar.
Manifestó que sería bueno volver mañana para celebrar una fiesta. “Si no ocurriera esto, sería un daño terrible para el Paraguay y para la conciencia humana de todos nosotros”, sostuvo.
Por último, el sacerdote José Luis Caravias se refirió al caso, indicando que los campesinos están dando su vida por la verdad de la historia. “Ellos no mataron a nadie. Fue un grupo de bandidos de alto poder, organizaron una masacre de policías y campesinos. Está muy demostrado que fue para aniquilar un Gobierno que empezaba a servir a los pobres. La historia nos juzgará”, fue tajante el sacerdote jesuita.
Este miércoles a las 8:00 el tribunal de sentencia de Curuguaty debe expedirse sobre el pedido de arresto domiciliario como medida alternativa a la prisión de los cinco campesinos.