La encargada de un proyecto de aplicación de técnicas antidepredatorias en el Chaco, Andrea Weiler, junto con otros investigadores, aplicó tres estrategias distintas para conservar el puma o jaguarete en la Región Occidental. Probaron con cencerros, luces led y cercos eléctricos para desalentar a los felinos a atacar terneros.
Wieler explicó a Última Hora que pusieron cencerros a una proporción de las vacas madres, para probar la efectividad. Esto consiste, básicamente, en que el objeto produce un ruido con un movimiento del animal vacuno, por lo que el puma o jaguarete cree que hay una persona cerca, entonces decide alejarse.
Según Weiler, el jaguarete busca alejarse del ruido.
La otra técnica aplicada fue la de luces led en los campos. Las luces se encienden de noche por intervalos de tiempo. Esto hace que los animales piensen que hay seres humanos rondando entre los terneros.
Por último, el cerco eléctrico. Conectaron unos alambres para que den una descarga a un felino cuando intente acercarse a los terneros, para que decida ir a buscar alimento a otro lado. Esta técnica fue más utilizada cuando el campo del productor estaba ubicado más cerca de montes vírgenes.
Igualmente, Weiler, quien tiene una maestría en Manejo de Fauna Silvestre, señaló que estas técnicas no deben ser permanentes. Explicó que en algún momento dado el felino puede acostumbrarse y darse cuenta de que, en realidad, ninguno de ellos les produce daño, por lo que pueden animarse a atacar nuevamente a los animales.
Las presas que prefieren son terneros e históricamente la problemática fue porque la solución pasaba por matar al puma o jaguarete. Actualmente, el jaguarete está en peligro crítico de extinción.
Este es el felino más grande en Latinoamérica, siendo pariente de los leones y tigres de bengala.
Los resultados de este trabajo, realizado en campos del Chaco, serán presentados este viernes en la Facen-UNA, a las 17.00. Contó con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y es ejecutado por Wildlife Conservation Society.
Por su parte, el coordinador del Programa de Conservación de Jaguaretés en el Chaco, Diego Giménez, explicó que antes el jaguarete estaba en todo el país, pero actualmente se lo encuentra mayormente en el Chaco; en la Región Oriental, “ya muy poco se lo ve”.
Indicó que, además de la cacería furtiva y la deforestación, los jaguaretés también sufren la debilidad de las instituciones encargadas de velar por el ambiente, debido a la falta de recursos, educación ambiental insuficiente y políticas públicas incompatibles, sin dejar de lado el cambio climático que afecta a todo el globo terráqueo.
Estimó que, de mantenerse este ritmo de deforestación y caza furtiva, el futuro para los jaguaretés es desalentador.
El puma, en cambio, es una especie que no está bajo ningún tipo de amenaza. Sin embargo, el biólogo Giménez recordó que, por más que no haya peligro para la extinción del puma, la cacería furtiva está prohibida. “No se puede cazar animales silvestres bajo ningún concepto”, afirmó.
En definitiva, lo que Giménez dejó en claro es que no solo hay cuidar al depredador, sino también a las presas, ya que al no tener esa presa de su propio entorno, los felinos se fijan en los terneros de los campos. Tampoco se debe dejar de prestar atención al ambiente, en el sentido de combatir la deforestación.
De aplicarse estas técnicas a mayor escala en el Chaco, quizás se contribuya a evitar la extinción del jaguarete en Paraguay y conservar la especie del puma.