Producción: An Morínigo
Monseñor Guido Marini eleva su mirada para admirar la envolvente belleza del lugar. “Qué hermosa catedral, pero... ¿no tienen un órgano?”, inquiere sorprendido. El arzobispo Edmundo Valenzuela ensaya una respuesta... “Ehh, no. No tenemos recursos para adquirir uno. Es muy costoso”, se excusa. Pasado el incómodo momento, el máximo prelado de la Iglesia paraguaya se impone una misión: comprar un órgano para la Catedral Metropolitana.
Recién llegado de Italia, el maestro Stefano Pavetti Serratti acude a la convocatoria de monseñor Valenzuela. “Stefano, necesitamos conseguir un órgano de tubos para nuestra catedral, la misma merece tener un instrumento digno. ¿Podrías consultar con algún buen constructor en Italia que nos pueda construir uno, a un precio accesible y, si es posible, financiado?”, pregunta el arzobispo. Pero no solo es una interrogación, sino que suena como un pedido, casi como un ruego.
El artista asiente y responde que la nuestra quizás sea la única catedral de América que no posee un órgano de tubos. “Acepté feliz la noble misión y luego de buscar mucho contacté con el constructor de órganos Lorenzo Pedrazzi, gracias a mi profesor de órgano del Conservatorio de Milán, Sergio Paolini”, recuerda Pavetti Serratti.
Luego de conversar con Pedrazzi y explicarle la situación, el constructor le presentó al maestro compatriota un proyecto de órgano para el Paraguay con diferentes opciones y con diversos precios y accesorios. “Después de considerar bastante, elegimos e iniciaron los trabajos de construcción. Pedrazzi accedió a financiar el instrumento y así se empezó", agrega.
La construcción duró aproximadamente entre ocho y nueve meses, tiempo en el cual Pavetti viajó en varias ocasiones a la ciudad de Broni, en Pavia (Italia), donde se encuentra el taller de Pedrazzi, con el fin de observar los trabajos de construcción del instrumento, elegir los registros e inspeccionar los demás detalles. Posteriormente, Pedrazzi viajó a Asunción, por su cuenta, para conocer la catedral, de tal forma a construir un instrumento diseñado especialmente para la misma.
“Allí nos encontramos con otro problema, el coro de la catedral (lugar donde se instalaría el órgano) no iba a soportar el peso del instrumento (cinco toneladas aproximadamente), por lo que se tuvo que hacer un estudio para reforzarlo. Los trabajos de refuerzo fueron encargados al ingeniero Paulo Yugovich, con la aprobación de la Secretaría Nacional de Cultura, por tratarse de un Patrimonio Nacional”, señala.
El precio del instrumento es de alrededor de 90.000 euros, a los que hay que sumar los gastos de montaje y ensamblaje, un costo considerable para un instrumento de esas dimensiones. El mismo se está pagando en cuotas con la ayuda y contribución de la gente.
Por las dimensiones y la complejidad de su mecanismo se requirió aproximadamente un mes de trabajo para armarlo y ponerlo en funcionamiento.
Beneficios
Pavetti sostiene que contar con este instrumento contribuirá al culto, a la celebración eucarística y también a la educación musical en el Paraguay, pues permitirá que instituciones como el Ateneo Paraguayo, el Conservatorio Nacional de Música, el Conservatorio de la Universidad Católica y otros centros de enseñanza musical puedan habilitar la cátedra de órgano.
“El órgano es conocido como el instrumento rey y era inconcebible que la Catedral de la Santísima Asunción no poseyera un órgano de tubos. En otros países de la región, hasta las iglesias mas pequeñas en los pueblos poseen uno. Este instrumento también permitirá que la catedral vuelva a tener su capilla musical, utilizando el órgano en las celebraciones eucarísticas”, añade el maestro.
Paraguay solo cuenta con el órgano de la iglesia de la Encarnación, un instrumento de 500 tubos de marca Gebrüder Link del año 1927 (se terminó el 15 de agosto de 1927). Está en funcionamiento y se ejecuta en la misa dominical. El ejecutante es el organista Miguel Ángel Santacruz.
“Existe otro órgano más pequeño en el Seminario Metropolitano de marca Walker que está incompleto, no sabemos si las piezas se perdieron, se robaron o nunca llegaron, porque no hay registro. Sabemos que antes de la Guerra contra la Triple Alianza, la Catedral de Asunción tenía un órgano; la antigua iglesia de Caacupé también contaba con uno del cual no tenemos registros de su paradero”, refiere Stefano.
Miguel Ángel Santacruz da su propia versión: “Se sabe que antiguamente hubo un órgano en la catedral, pero no sabemos qué pasó con él. En el coro se puede observar un lugar que parece haber albergado uno pequeño. Lo habrían traído durante la Primera Guerra Mundial. Hay versiones que dicen —aunque no hay documentos que lo corroboren— que no llegaron a completar las piezas por las restricciones a la navegación que había en ese momento debido a la guerra”.
Con respecto a los ejecutantes, Pavetti afirma que “hasta ahora somos pocos, Luis Luccini Rivas, Pedro Pablo Vera, Miguel Ángel Santacruz y yo, pero justamente, al contar con él podrán formarse más organistas, y esperemos que en un tiempo sean varios los alumnos que se dediquen a este maravilloso instrumento”.
Santacruz agrega que “es un aporte cultural muy valioso. Va a haber posibilidades de que haya conciertos de órganos. Si bien en la Encarnación hacemos conciertos, estamos hablando de un instrumento distinto, que tiene otras posibilidades sonoras y la gente va a poder disfrutar. En el aspecto educativo, va a servir para que se puedan formar nuevos organistas”.
Como el instrumento es casi inexistente en Paraguay, no hay mucha cultura de órgano y los estudiantes de música no están muy familiarizados con él. “Las autoridades de la catedral nos dijeron que el uso de órgano está a disposición de las instituciones de educación musical, para que estas puedan abrir sus cátedras para instruir a los jóvenes en el uso y en la práctica del instrumento”, manifiesta Santacruz.
La función principal de este instrumento es la de tocar en la misa para acompañar la liturgia. Por algo el instrumento predilecto de la Iglesia católica siempre ha sido el órgano de tubo. Se lo fabrica de acuerdo a las condiciones de la Iglesia, tanto arquitectónicas como acústicas y conforme al presupuesto del solicitante. Cada órgano es único, y la manera artesanal de construirlo, cuidando los detalles, recuerda a la fabricación de un Rolls-Royce.
“Tiene un sonido muy particular y también puede emular varios instrumentos, como lo hacen los teclados electrónicos. Tiene sonidos de flauta, de trompeta; ese es el principio del órgano: ofrecer muchas posibilidades sonoras. Así el organista va creando dentro de la iglesia un ambiente muy especial con la música, para que la gente pueda introducirse al misterio —porque es un sonido misterioso—. Mucha gente dice que le da miedo, pero no se trata de un sentimiento de temor. El instrumento nos adentra en el misterio que se celebra, en la vida, la pasión y la muerte de Jesucristo”, añade Miguel Ángel.
Tocar el órgano es complicado, admite Santacruz, porque aparte de tener que manejar el teclado con las manos, también hay que emplear la pedalera, que es un teclado para los pies. Los pedales del órgano no son como los del piano, que sirven para alargar los sonidos. En el caso del órgano, la pedalera contiene todas las notas, que pueden ser entre 27 y 32.
Bendito tú eres
La solemne bendición del instrumento, acto que se llama collaudo (rito particular exclusivo para la bendición del órgano), seguido de un concierto de inauguración oficial, tendrá lugar hoy, a las 20.00, en la catedral.
El rito de bendición estará a cargo de monseñor Edmundo Valenzuela, arzobispo metropolitano de la Santísima Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), y el concierto de inauguración será ofrecido por el organista italiano Sergio Paolini.
Dicho concierto tendrá una breve introducción didáctica en la que el organista irá mostrando al público los diferentes registros y posibilidades del instrumento, para que la gente pueda conocer y apreciar las particularidades del órgano de la catedral.
La adquisición de un órgano no solo llenará un sentido vacío —para todos los paraguayos, no solamente para los católicos—, sino que puede convertirse en el estímulo y en el punto de partida para la formación de una generación de virtuosos ejecutantes de este instrumento. Su presencia en el país, por tanto, posee una importancia vital para el Paraguay.
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Fuelles: El órgano es un instrumento de viento. Los fuelles son los encargados de suministrarle aire.