La fibra de vidrio es la materia prima que se usa en el taller de maniquíes que funciona en la casa familiar del artista, más conocido como Bugui. Hace cerca de dos años, luego de una enfermedad que padeció, tuvo la necesidad de dejar atrás su agitada vida y decidió dedicarse al arte. No encontró mejor forma que utilizar lo que tenía a mano.
Multifacético. “Trabajé en oficinas, granjas, estudié dos años ingeniería eléctrica, cinco años teatro, hice varias obras, trabajé como modelo publicitario; pero una enfermedad crónica hizo que todo signifique un gran esfuerzo para mí, por lo que tuve que concentrarme en una actividad intelectual, así que nuevamente regresé a la Universidad y terminé la carrera de Economía. Hoy soy docente en la Universidad Nacional, enseño matemática financiera”, explicó Bugui durante una visita a la redacción de Última Hora.
Esferas colgantes. Son hechas como una obra de arte y su uso es especialmente decorativo, su costo varía dependiendo del tamaño y el color más requerido es el natural o trasparente. La colocación queda a cargo del comprador y se instala a través de un toma corriente, ya que lleva un foco adentro.
“Los productos chinos, por ejemplo, son accesibles pero el problema es la calidad y la duración, mi producto es prácticamente eterno y está diseñado para la intemperie. Se puede lavar con una manguera con un detergente, el foco se puede cambiar y resiste a los temporales, lo tenemos comprobado”, asegura el artista.
Bugui cuenta con una vasta muestra de su trabajo en internet. En la fan page Bola 8 Desing, en Facebook, los interesados pueden ver el producto, preguntar precios y hacer pedidos.
El emprendedurismo y el arte se conjugaron para el nacimiento de las lámparas hechas de fibra de vidrio, una nueva opción para el decorado de casas, oficinas y hasta eventos. Una empresa con mano de obra paraguaya que deja nuevamente al descubierto la brillante creatividad de los jóvenes de nuestro país.