La Cámara de Diputados no pudo recabar mayores informaciones acerca de la situación de los secuestros acontecidos últimamente en la zona Norte del país por la impuntualidad de sus representantes.
Fueron convocados los ministros de Defensa, Diógenes Martínez, y del Interior, Lorenzo Lezcano, a una sesión secreta, que fue programada para las 15.00 del martes. Ambos secretarios de Estado se presentaron a la sede parlamentaria 15 minutos antes de la hora fijada.
Sin embargo, para las 15.30 no había la cantidad mínima de parlamentarios para dar inicio a la sesión. La mayoría de los ausentes eran diputados de la bancada oficialista y de la disidencia colorada.
El reglamento interno menciona en uno de sus artículos que, cumplida la hora fijada para el inicio de la sesión y no reuniéndose el cuórum correspondiente, se tienen 30 minutos de tolerancia antes de levantar la asamblea.
“Nosotros hemos obrado con toda la buena voluntad. Eran las 3.35 y estaban 37 diputados (son 80 en total)”, expresó este miércoles el ministro Diógenes Martínez, quien junto con Lorenzo Lezcano tomaron la decisión de abandonar la sede legislativa cumplido el tiempo establecido.
Antes de salir, se acercaron a los funcionarios administrativos, al no estar presente ninguna de las autoridades de la mesa directiva de la Cámara Baja.
FALTA DE ATENCIÓN. La diputada liberal Ramona Mendoza, quien presidió finalmente la sesión con 44 diputados presentes –luego de la hora establecida-, indicó que los ministros no evaluaron la importancia de rendir cuentas de sus presupuestos.
“Que revise su reglamento. Uno si va a la casa de otro y el si el dueño no está a la hora fijada es una falta de atención. Nosotros estuvimos ahí y a la hora mencionada nadie se presentó", afirmó Martínez a la emisora 780 AM.
Son cinco las personas que actualmente permanecen privadas de su libertad por los grupos armados que operan en la Zona Norte. Ellos son Edelio Morínigo, Abrahán Fehr, Félix Urbieta, Franz Hieber Wieler y Bernhard Blatz Frissen.
Cuando Horacio Cartes asumió el poder, aseguró que el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo no le marcaría la agenda. Para combatirlo, promovió la creación de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y se le otorgó atribuciones para disponer de los militares sin la necesidad de contar con la anuencia del Congreso.