“Quería pedirles una ley que nos permita de verdad hacer películas. En este lugar se mutiló un proyecto de ley de cine ejemplar, que daba autonomía y un mínimo presupuesto a la creación de un imaginario de talla grande”, manifestó el cineasta y comunicador paraguayo.
Agregó, dirigiéndose a los senadores, tanto a los presentes en la sala como a los que dejaron sin cuórum la sesión ordinaria, que revean su postura y puedan darle a este país la oportunidad de cine, belleza y memoria.
“Venimos de décadas de oscuridad sin una imagen propia. Hoy hay una conmovedora cinematografía emergente”, puntualizó.
Martinessi fue reconocido en la Cámara de Senadores, este jueves, por su trayectoria laboral y especialmente por el galardón que recibió en Berlín por Las Herederas.
“Me pregunté en estos días y noches si debía recibir este reconocimiento, porque soy consciente de que la mayoría de quienes apoyaron esta resolución nunca vieron un trabajo mío, y al decir mayoría me refiero a mucha gente que salió de esta sala hoy, algunos gritando y otros caminando en silencio”, expresó.
Aprovechó para aclarar que los personajes del cine que hicieron y en el que creen: son niñas abusadas y obligadas a parir, mujeres que aman a mujeres o madres de presos de Curuguaty; seres humanos que viven, aman, sufren y luchan al margen de cualquier legislación que les entienda o les proteja en Paraguay.
“Por eso deseo mucho que estas personas puedan estar alguna vez aquí, porque creo que ellas se merecen ser reconocidas por ustedes, mucho más que nosotros, son ellas el verdadero país que está allá afuera construyendo la esperanza de una sociedad mejor”.
Su paso por la TV Pública
El director recordó cuando estuvo al frente de la Televisión Pública, proyecto al que categorizó como hermoso, incluyente, participativo y democrático. Lamentó que hayan fracasado: “Pero a veces el fracaso es una medalla que quienes estuvimos en ese proceso portamos con honor y, sobre todo, con dignidad”, culminó.
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Su obra fue la creación de un medio público que se convierta en la voz de la gente y, por ninguna razón, un espacio para propaganda del Gobierno de turno.
Tras el juicio político al entonces presidente de la República Fernando Lugo, decidió renunciar a su cargo, pero no sin antes sacar a la calle las cámaras y un micrófono para que todos los paraguayos que tenían algo que decir, lo hagan. El micrófono abierto funcionó en la vereda del edificio de la TV Pública durante más de tres días.