Fuqua y su equipo deciden agregar algunos detalles a la historia central. Esta vez el líder es un pistolero afroamericano, aunque su temperamento es similar al del personaje que en el original encarnó Yul Brynner. Del resto no se puede hacer la misma comparación, pues acorde a nuestros tiempos, ya no son todos estadounidenses salvando una aldea de mexicanos, sino que será una gavilla multicultural salvando un pueblo estadounidense. De este modo, el célebre equipo tiene a un guerrero indio, un irlandés, un mexicano y un oriental, completados por un excombatiente de la guerra civil y un apostador. Este pluralidad es una especie de reflejo de lo que fue históricamente la formación de los Estados Unidos de América, un crisol de culturas.
Ninguna escena se desaprovecha para repetir los clichés que aquellos viejos clásicos instalaron como una marca registrada. Entonces, no solo verá el remake de un clásico, sino ante sus ojos todas películas del wild west pasaran desfilando. De originalidad casi nada. Solo la perfección técnica de un elenco de actores excelentes, donde Fuqua vuelve a juntar a la dupla que le dio éxito: Denzel Washington y Ethan Hawke. Ni siquiera queda aquella reflexión moral sobre la soledad del hombre sin ley y el valor de vivir en una comunidad de iguales que aparece al final de aquella de 1960. Solo queda algunas citas originales y chistes que remiten a ellos, en cuanto a los diálogos se refiere. Claro que las determinaciones del cine actual tienen preponderancia. Fuqua no es John Huston. Los que crecieron con el género, al menos pasarán momentos de nostalgia si aprovechan esta oferta de nuestra cartelera actual, aunque debe advertirse que los tiroteos son de una exageración más acorde a nuestra época
Calificación: *** (buena)