14 sept. 2025

Las heridas de los secuestros

Gustavo A. Olmedo B.

Quizás unas de las heridas más sangrantes que tiene el Paraguay de nuestros días es la de los secuestros en manos del EPP. Una acción criminal que denigra a las víctimas, las destruye física y sicológicamente, al igual que a sus familias.

Con este acto criminal e inmoral, estas personas envenenadas con ideologías de extrema izquierda no solo degradan su propia existencia, viviendo de manera marginal y optando por el terror como método de lucha, sino que están “escupiendo sobre su propio plato”, sembrando, contradictoriamente, lo que dicen denunciar.

Estos criminales alientan la pobreza y desempleo en la zona al expulsar las inversiones y presionar a los trabajadores a rechazar cualquier tipo de empleo de parte de productores, quedándose así sin medios para el sustento diario. Algo sin sentido, que, además, atenta contra la misma libertad.

Estos marginales también motivan el cierre de escuelas, debido al temor que siembran, promoviendo una de las peores injusticias: negar el acceso a la educación a niños y jóvenes, que de este modo terminan con menos posibilidades de vivir dignamente.

“Ustedes no saben lo que tuvimos que hacer para poder cumplir con sus exigencias, por favor comuníquense con nosotros” (ÚH, 27/09) era la súplica de Liliana Urbieta, hija de Félix Urbieta, a los secuestradores durante la Marcha por la Paz, realizada el martes último en Santa Rosa del Aguaray (San Pedro), y en donde más de 10 mil personas pidieron la liberación de los cautivos. Jugar y hasta complacerse –como método de lucha ideológica– del dolor de una madre, esposa o hijo es muy grave y tiene consecuencias irreversibles para quien lo promueve.

Esta situación dolorosa también genera preguntas y expone prácticas marcadas por el olvido, la indiferencia y la corrupción. ¿Es realmente una prioridad para el Gobierno encontrar a estas personas? ¿No se tendrían mejores resultados si lo que se gasta en mantener la FTC (Fuerza de Tarea Conjunta) se invirtiera en obras sociales y productivas en la zona? ¿Se realizaron las inversiones necesarias para combatir la pobreza y las áreas liberadas en el Norte?

El presidente Cartes debe aplicar “prioridad electoral” a esta situación y no acostumbrarse a ella; invertir más tiempo y estrategias y demostrar voluntad política real como si estuviera en juego la candidatura del mismo Peña.

Edelio Morínigo (1.182 días), Abrahán Fehr (783), Felix Urbieta (351), Franz Hieber (38) y Bernhard Blatz (27), son una verdadera herida sangrante para el Paraguay, una que necesita sanar con urgencia y que, aunque no lo parezca, tiende a agravarse con la indiferencia y el miedo.