“Yo luché la vida entera: contra la tortura, contra un cáncer... y voy a luchar ahora contra cualquier injusticia”, afirmó en uno de sus últimos actos antes de que el Senado decida si la despojará de su mandato definitivamente.
La mandataria se presenta como la víctima de un golpe de Estado contra su gobierno. Desde que se inició este proceso, Rousseff se mostró inquebrantable, al menos en público. Hasta ahora no derramó ni una lágrima ni abandonó el tono combativo de su discurso. Deberá una vez más poner a prueba su temple cuando presente su defensa ante el Senado, que desde ayer inició las deliberaciones antes de la votación final, prevista la semana próxima. Se le acusa de utilizar préstamos de bancos estatales para ocultar déficit presupuestarios en 2014, año de su reelección, y en 2015. La mandataria asegura que es blanco de una treta política liderada por su ex vice Michel Temer, ahora devenido en acérrimo enemigo, para tomar el poder. afp