18 may. 2025

La máquina sigue aceitada

Así la vimos..... Rápidos y furiosos 8

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

Sergio Cáceres Mercado

sergio209@lycos.com

Como los clásicos modelos de autos que aparecen en la película, Rápidos y furiosos funciona como una maquinaria envidiable. Solo es necesario aplicar la misma fórmula y la taquilla está asegurada. Y dicha fórmula, que no es la gran cosa, la ha llevado a convertirse en una superproducción, con locaciones en distintos puntos del planeta, tomas espectaculares y efectos especiales de avanzada, además de actores de primera magnitud como Helen Mirren y Charlize Theron.

En este sentido, el guion no debe ser muy exigente. Debe poner a un malvado en escena con pretensiones globales, pues ya desde hace varias entregas Dominic Toretto y su equipo trascienden las fronteras para combatir a los malos. El enemigo de turno tiene que tener un perfil de reciclaje, pues en la siguiente entrega ya será parte de la familia de rápidos y furiosos, que así como pierde integrantes, lo gana sumando a sus enemigos más acérrimos y que han eliminado a otros integrantes más antiguos. No hablamos del caso del agente Hobbs, sino de Owen Shaw, a quien se debe la muerte de Gisele, o peor aún, el hermano de Owen, Deckard, quien asesina a sangre fría a Han, y ahora es feliz integrante de la familia de Toretto. Siguiendo esta lógica, la supermalvada de hoy será la gran aliada en el próximo capítulo.

Pero ¿a quién interesa estas incoherencias en la historia? Mientras la aventura siempre empiece con una carrera de Toretto al volante, ya todos contentos. Y hay eso y más en esta historia que empieza en Cuba y termina en los hielos del Ártico ruso. Hay lágrimas, porque la malvada en serio lo es, a un nivel sicótico; hay risas, porque Roman ya no es el mismo de aquel capítulo 2, sino que ya asumió su papel de bufón del equipo; hay escenas cómicas surreales que rayan lo caricaturesco como el rescate del bebé en el avión (una novedad en la saga); pero por sobre todo hay adrenalina sobre cuatro ruedas, contra bolas de demolición, misiles y submarinos nucleares.

Rápidos y furiosos es un paradigma del cine industrial de hoy. Se invierte en todo lo que implique efectismo para los sentidos, un poco de humor y aventura, por más inconcebible que sea, pero con esto se asegura una taquilla que otras con mejor equipo de producción y elenco no han logrado. No hay duda que luego de la muerte de Paul Walker hay que mantener la presencia de Vin Diesel (que no estuvo en el 2 ni en el 3). Mientras él se mantenga, todo vendrá por añadidura.

Calificación: * * * (buena)