25 abr. 2024

La literatura infantil de Roa Bastos nos propone aventuras y reflexión

El mayor exponente de las letras paraguayas conoció la literatura desde pequeño y no se olvidó de los niños a la hora de escribir. Aquí exponemos una mirada de la riqueza de esas obras que tanto aportan a todo lector.

Adrián Cáceres

adrian-caceres@uhora.com.py

Este año se celebra el centenario del nacimiento de Augusto Roa Bastos (13 de junio de 1917 al 26 de abril de 2005), un autor multifacético. Fue periodista, cuentista, novelista, dramaturgo y hasta guionista exitoso.

Pero Roa no se queda ahí, pues su trabajo abarcó varias áreas más, como la literatura para niños, una veta de la que pueden disfrutar no solamente los pequeños. “Las obras infantiles de Roa Bastos contienen mensajes profundos hasta para los adultos”, sostiene Domingo Aguilera, escritor y presidente de la Academia de la Lengua Guaraní.

En librerías locales como Servilibro, El Lector y El libro en su casa, ubicadas en la Plaza Uruguaya (25 de Mayo entre Antequera y México), podemos encontrar cuentos infantiles, como Polisapo, Carolina y Gaspar, La casita del invierno verano y El pollito de fuego. Los valores de cada libro oscilan entre G. 20.000 y G. 25.000.

En Polisapo, un cuento de Roa y Alejandro Maciel, se narran las aventuras de un sapo que desea ser policía; mientras que Carolina y Gaspar nos muestra a unos niños que aman la libertad y hacen gala de su ingenio y creatividad para escapar de la educación rutinaria y de la disciplina carcelaria de una institutriz.

Por otro lado, La casita del invierno verano cuenta las peripecias de Gaspar y Carolina, que también trata en un segundo libro. A propósito, estos personajes de Roa ofrecen un componente emotivo, pues están inspirados en los familiares del autor. “Hay que leer las obras infantiles de Roa por su riqueza múltiple. Existe un primer plano para los niños, que es la diversión, pero según el lector la obra se va desvelando con aristas muy profundas sobre la vida”, subraya Aguilera, quien tradujo al guaraní El pollito de fuego.

Traducción. Domingo revela que Ryguasu’i tata narra la historia de Pipiolín, “un pollito extraño, (...) absolutamente especial porque es de fuego, aunque no se consume”. “El pollito tiene unas aventuras extraordinarias, incluso me parece que hay bastante de autobiografía en el cuento. Se lo discriminaba, se reían de él, tuvo una serie de experiencias hasta que pudo triunfar en la vida”, revela el académico de la lengua guaraní.

Agrega que la obra contiene varias aristas que estudiar, como el mismo bullying (acoso escolar), y subraya que la actualidad de la obra es permanente. Además, explica que la traducción de una obra ayuda a penetrar en las sutilezas que el autor quiere transmitir.

“Leyendo probablemente uno no ve todos esos pliegues que se transmiten en la obra. Para el niño por supuesto es más denotativo. Fue una experiencia muy enriquecedora traducir el cuento, tratándose de un autor como Roa Bastos, donde ninguna palabra está al azar”, expresa Aguilera.