Si bien décadas atrás era poco usual ver la algarabía de los estudiantes del último año, hoy en día es difícil imaginarse un silencio sepulcral en el primer día del último año lectivo. Numerosos colegios capitalinos hace tiempo tienen esta actividad como una tradición, pero también instituciones del interior del país se van adhiriendo a esta iniciativa.
Es que el festejo del UPD debe ser ruidoso, alegre y bastante colorido. Para ello no hay excusas, ni siquiera el recelo que pudiera despertar en los directivos de las instituciones educativas.
“Nos organizamos bien, tuvimos que presentar a los directivos una nota formal una semana antes del festejo”, relató a ULTIMAHORA.COM Víctor Rubén Sánchez, estudiante del tercer año de la educación media del colegio Juan Crisóstomo Centurión de la ciudad de Itauguá.
Otro detalle que llama la atención es que el festejo del UPD ya no se reduce solo a la ciudad capital, sino que la práctica se ha ido extendiendo al interior del país. A la hora de la celebración todo vale: Espuma, papel picado, bengalas, banderas, batucadas y música forman parte del menú.
“Fue una experiencia inolvidable, pasamos muy bien con los compañeros. Los profesores felicitaron nuestra iniciativa y hasta se unieron a la alegría”, expresó el estudiante secundario.
Últimamente, el UPD ya no es exclusividad de los estudiantes secundarios. También los universitarios han ido adoptando el festejo.
Así señala Lorena Rodríguez, estudiante del cuarto año de la carrera de nutrición de la Universidad Autónoma de Asunción (UAA).
“Tuve muchos sentimientos encontrados en nuestro último primer día. Es como una sensación de victoria después de tanto estudio, pero también representa cierta tristeza por separarnos de los compañeros”, expresa.
No se sabe con exactitud dónde ni quién fue el precursor del último primer día, lo cierto es que son cada vez más colegios víctimas de la alegría de quienes cierran una etapa en sus vidas.