21 jun. 2025

Hizo el gol y lo defendió

Olimpia, sin deslumbrar futbolísticamente, se quedó con la edición 283 del superclásico. Con su triunfo relega al tradicional rival y se ubica como escolta de Guaraní.

Oportuno.  Cristhian Ovelar aprovechó el descuido defensivo azulgrana y solitariamente cabeceó el esférico  desviado previamente por Paredes. El esfuerzo de Diego Barreto fue estéril.

Oportuno. Cristhian Ovelar aprovechó el descuido defensivo azulgrana y solitariamente cabeceó el esférico desviado previamente por Paredes. El esfuerzo de Diego Barreto fue estéril.

De 12 puntos posibles en las últimas 4 fechas, el Decano sumó 7 puntos, demostrando efectividad para capitalizar las oportunidades, pero aplazándose en el rendimiento futbolístico. Al equipo de Alonso le sacan la tenencia del balón con mucha facilidad y cuando Olimpia tiene el control, sus jugadores confunden apresuramiento con velocidad.

cambió de imagen. Cerro terminó el clásico con una sensación extraña. Los cerristas lamentan no haber logrado un mejor resultado y por otra parte conmemoran el repunte futbolístico. El Ciclón dominó el juego, sin ánimo de exagerar, en un porcentaje de 70-30, pero no tuvo efectividad para marcar.

Fue elocuente el cambio de actitud de los azulgranas. Nunca se sabrá si fue mérito de Astrada o simplemente influyó el hecho de jugar el superclásico. Lo cierto es que Cerro fue agresivo en la marca, por momentos vehemente, intimidó al rival y luego lo dominó.

CONTUNDENTE. Cuando mejor jugaba el Ciclón, Olimpia hizo la diferencia, y fue por la vía más sencilla y directa.

De un córner, Paredes desvió el esférico y Cristhian Ovelar anotó su nombre en la historia de los clásicos.

En la complementaria, los técnicos jugaron el partido táctico. Alonso sacrificó a Salgueiro para reforzar la contención con Amado. Astrada puso a Güiza y Gamarrita para buscar variantes ofensivas. El Gitano estuvo cerca de convertir, remató de volea, pero Centurión estuvo lúcido. Cerro perdió el juego, pero ganó un atacante, Sergio Díaz.