23 abr. 2024

EPP, discurso y debilidad

Susana Oviedo – soviedo@uhora.com.py

Los ciudadanos menonitas tienen razón. Con discursos y con controles ruteros no se combate a una organización criminal como el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que acaba de cometer un nuevo secuestro, y encima en la misma región donde hace tiempo opera la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Esta se creó supuestamente para acabar con ese grupo armado y la Agrupación Campesina Armada.

Sin embargo, durante el mandato de este Gobierno ya suman 11 los secuestros atribuidos a estos dos grupos, y a partir del lunes de noche son 4 los ciudadanos en cautiverio, en manos de los secuestradores. Ayer, en una reunión en la colonia Santa Clara (San Pedro), donde tuvo lugar el secuestro de Franz Hiebert, los colonos expresaron que el Gobierno sigue manteniendo el mismo discurso, y pidieron “hechos y no discursos”, además de advertir que están dispuestos a marcharse del país.

Supuestamente, durante el gobierno de “izquierda” de Fernando Lugo (2008-2012), el EPP actuó a sus anchas porque, según los colorados, el ex obispo protegía a los combatientes de esta agrupación criminal. Por eso, para marcar la diferencia y aplicar mano dura, una de las primeras medidas que adoptó al asumir Cartes fue modificar la Ley de Defensa Nacional para permitirle disponer de las Fuerzas Armadas en la lucha contra los grupos armados, sin la necesidad de declarar estado de excepción.

Aún con esta facilidad, y a sucesivas ampliaciones presupuestarias para la FTC, además de la presencia permanente de esta en la zona Norte (Concepción y San Pedro), quienes salieron fortalecidos en los últimos 4 años son los del EPP.

Ellos atacan estancias, mantienen en zozobra a los productores agrícolas y a los ganaderos de la zona, asesinan, queman maquinarias y establecimientos agrícolas, exigen dinero (multas e impuestos) a cambio de no perpetrar ataques, se mueven con habilidad entre los departamentos históricamente más abandonados. Cada vez que se hace sentir, el EPP desnuda la debilidad institucional del Estado, aún en esta administración a cargo de los colorados, que concluiría el período con el estigma de haber permitido el robustecimiento de una banda criminal que el propio Cartes prometió no le marcaría la hoja de ruta. ¿Acaso es así?

Un nuevo ataque del EPP activa automáticamente el discurso que ni los menonitas ni ningún otro conciudadano quiere seguir escuchando: Que el EPP es un problema complejo, con trasfondo social, que requiere de un abordaje interinstitucional, más presencia del Estado; que la banda está mejor armada; que la FTC precisa mayor presupuesto, que hay complicidad de parte de las poblaciones, etc. Es decir, el diagnóstico que venimos escuchando desde hace años.

Si ya saben todo esto, y si no resultan las acciones preventivas y de combate que probaron, ¿qué esperan para realizar todo cuanto dicen que hay que hacer? Ayudaría, y mucho, dejar el electoralismo y concentrarse en el EPP.