Para analizar este caso, ÚH contactó con la doctora Jazmín Gill de Gustale, abogada y sicóloga, especializada en empresas familiares, quien explicó que según experiencias en nuestro país y las estadísticas del mundo, por lo general, en el 75% de las empresas familiares la primera generación se mantiene al frente de ellas y el resto no puede prosperar; al pasar a una segunda generación, solo el 20% permanece en el comando y el resto no puede prosperar, y al pasar a las siguientes generaciones (tercera, cuarta, quinta) solo el 5% de las empresas familiares pueden permanecer al comando de esa generación. El 80% de quien comanda una empresa familiar, desea entregar el comando a la siguiente generación y solamente el 20% de la siguiente generación está apta para recibir ese comando.
generaciones. “Con estos datos podemos ubicarnos para tener una observación más objetiva sobre los problemas que se presentan hoy en la Azucarera Iturbe SA, empresa con la que en casi 100 años nace, crece y se reproduce en un pueblo cuya historia se desenvuelve en forma paralela a la historia de la familia empresaria. Es en la tercera, cuarta, quinta generación donde se necesita seguir manteniendo el amor al negocio, la conciliación, la postura de seguir firme y no querer convertirse en héroe, ocupar el propio espacio y no impedir que aparezcan nuevos líderes, humildad: hermanos o primos sin competición y sin diferencias y, por supuesto, seguir trabajando duro”, señaló.
En nuestro país, suele atribuirse la quiebra de una empresa familiar a temas económicos, políticos, contrabando, que a veces resulta en una excusa para justificar la ineficiencia en la gestión y la presión que significa para los herederos cargar sobre sus hombros la responsabilidad de conducir la empresa, tal como lo hicieron sus padres y sus abuelos.
Según los expertos en el tema, en las empresas familiares hay excepciones donde las nuevas generaciones imprimen modernidad y frescura, y las que sobreviven son las que invierten en capacitación y consultorías para lograr la sucesión exitosa.
sin improvisación. Al respecto, la profesional destacó que una empresa familiar no se improvisa, ya que para dirigirla se debe pensar en 25 años para el frente e invertir en los sucesores para tener más posibilidades de éxito.
“La empresa familiar no es una lotería, es un proceso. Se proyecta, se identifican los valores que la familia empresaria quiere transmitir a la empresa familiar”, explicó.
