La helada mañana del lunes no aleja a los pacientes de la Unidad de Salud Familia de Pelopincho. Como ocurre actualmente en esta época del año, una buena parte de las consultas tienen que ver con los cuadros respitarios. Estos se suman a los casos de hipertensión y diabetes que también están presentes en la población del barrio.
Por su característica, el sitio es considerado zona roja, los encargados de la USF también se encargan de hacer la primera asistencia para otras situaciones. “Recibimos muchos casos de personas que son heridas con armas de fuego, arma blanca o cortes con botella”, cuentan en el puesto.
Alerta. “Hay médicos que no quieren estar en una USF”. Esta afirmación fue repetida varias veces durante el recorrido que UH realiza por estos lugares. Según explicaron, la carga horaria es mayor y además el riesgo que significa trabajar en las zonas periféricas.
En Pelopincho señalan que aunque la mayoría de la gente es trabajadora y honesta, también deben lidiar con las amenazas. Según cuentan hace unos dos años y medio una licenciada en enfermería fue amenazada de muerte.
“Una señora vino con un problema de presión. Como el aparato se había robado y el doctor salió a recorrer el barrio llevando el suyo. Mientras les hacíamos llamar llegó el hijo de la paciente. Él había salido recién de la cárcel y estaba dopado. Nos dijo que le digamos qué tenía su mamá. Le explicamos que el doctor estaba viniendo. Entonces quitó un arma de su cintura y le apuntó a la licenciada en la cabeza. Luego se calmó”.
Tampoco han estado ausentes los casos de asaltos y robos al puesto que está dentro de un terreno comunitario. “Hemos pedido a la gente de la Comisaría (5ª) que nos den apoyo. Vinieron una vez y luego nos dijeron que no podían volver porque no contaban con suficiente personal”, comenta la licenciada Keren Alvarenga.
Revela además que contaban con seguridad privada pero ahora debido a la falta de rubros quedaron sin ese servicio.
Otro caso particular tiene que ver con el embarazo en niñas y adolescentes. Refirieron que atendieron partos de niñas de 14 y 15 años, cuyas edades de sus parejas oscilaban entre los 35 y 40.