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El interminable Esteban Casarino, la más emblemática figura del squash paraguayo de todos los tiempos, desempolvó su raqueta y salvó la responsabilidad del país anfitrión del undécimo sudamericano adulto de la disciplina, vistiéndose de nuevo de atleta y conquistando, al lado de Nicolás Caballero, uno de los títulos más importantes de toda la historia del squash paraguayo.
Ante la lesión de Francesco Marcantonio, se produjo el reencuentro después de tres años (la última competición juntos fue en los Bolivarianos de Trujillo, Perú, en 2013) de la pareja que le había dado al Paraguay una inédita medalla de bronce en los Panamericanos de Guadalajara, México, en 2011, que hasta anteayer era el mayor logro de todos los tiempos.
Esteban Casarino (pura experiencia y talento) y Nicolás Caballero (juventud y superación constante), en perfecta conjunción, paso a paso, fueron superando etapas y después de dejar en el camino en semifinal a la dupla argentina Pezzotta-Valenzuela (10-11, 11-3 y 11-10), se encontraron en la final ante los brasileños Diego Gobbi y Vinicius Rodrigues. Este acababa de ganar el cetro individual.
Todo fue cuesta arriba, porque aparte de perder el primer game 10-11, debieron levantar dos match points para ganar, finalmente, el segundo por 11-10 y forzar la manga extra decisiva en la que estuvieron abajo 1-6. Pero con cinco tantos consecutivos llegaron a empatar y poco después de quedar de nuevo en mínima desventaja, se adelantaron con otros cuatro puntos al hilo 10-7 disponiendo de triple match points. Los brasileños salvaron una agonía. Pero ya no les dieron otra oportunidad Esteban y Nico, que cerraron el partido 11-8 después de 46 minutos de duelo.
El Centro Nacional de Squash fue así testigo del mayor triunfo de la historia de competidores paraguayos de esta modalidad en calidad de dueños de casa.
En el caso de Esteban, interminable deportista que no deja de jugar, a pesar de estar alejado ya de los circuitos profesionales, la vida y el deporte le dieron un premio más que le faltaba a su riquísimo palmarés repleto de títulos juniors. Y para más, en presencia del público que lo idolatra y de sus pequeños hijos, que lo alentaron, lo mismo que a este nuevo astro guaraní como es Nicolás Caballero, en un estadio que como nunca lució repleto y con sus mejores galas.