07 may. 2024

El déficit habitacional exige al Gobierno respuestas firmes

El déficit habitacional es uno de los problemas más graves que enfrenta Paraguay, no solo por la gran cantidad de familias que sufren la falta de una vivienda, sino también por las que habitan en una de mala calidad. La política de vivienda es una de las más importantes para un país debido al impacto que tiene en la calidad de vida de la familia y en otros indicadores sociales como el rendimiento escolar, la salud y nutrición. A nivel económico, el efecto multiplicador se traduce en aumento del empleo y del consumo. Estas razones hacen que el Gobierno deba tomar con seriedad el déficit habitacional en el país. El Estado debe contar con una política de amplio alcance que reduzca en el corto y mediano plazo el déficit habitacional y las brechas existentes.

El área metropolitana de Asunción es una de las zonas que mayor presión territorial han tenido en la última década. Según las estadísticas oficiales, la población del Departamento de Central ha crecido entre 2003 y 2015 más del 70%.

La búsqueda de empleo en la ciudad, el crecimiento de la población juvenil que quiere independizarse, la mayor y mejor oferta de servicios públicos en las áreas urbanas impulsaron la migración interna y presionan a la ya complicada situación de la vivienda.

Un diagnóstico de la situación en Paraguay realizado años atrás revelaba que existía un déficit habitacional de unas 800.000 viviendas, entre las que deben mejorarse y las que se requieren construir para satisfacer la demanda de las nuevas familias que se van formando.

Una parte importante de este déficit puede estar concentrándose en las áreas de rápido crecimiento demográfico, como es el área metropolitana de Asunción, por lo que el Estado debe contar con estrategias para enfrentar la situación.

Sin embargo, tampoco debe darse la señal de que las mejoras en la calidad de vida solo se logran en la capital y las cercanías.

El derecho a una vivienda digna debe ser garantizado para quienes viven en zonas urbanas y rurales. Esto significa no solo más y mejores viviendas, sino también con acceso a servicios públicos de calidad como agua, saneamiento, calles y transporte público.

La evidencia ha demostrado que no es una solución eficiente ni eficaz la construcción de un barrio apartado, aislado por la falta de comunicación y alejado de los lugares de trabajo.

La solución al problema de la vivienda exige una mirada amplia e integral.

Una vivienda de calidad es un factor determinante de manera directa en el bienestar de las personas, pero también tiene una importante influencia positiva indirecta.

Una vivienda con pisos, techos y paredes en buen estado y con acceso a agua potable y servicios de saneamiento previene numerosas enfermedades de alta prevalencia en Paraguay, como la diarrea y la desnutrición infantil.

El rendimiento escolar también está ligado a las buenas condiciones de salud determinadas por la calidad de la vivienda y por la existencia de espacio suficiente para el estudio en el hogar.

Por otro lado, el dinamismo del sector de las construcción favorece la creación de empleos en toda la cadena productiva y puede ser un impulso a la expansión de la seguridad social, además de dinamizar las economías locales.

La política de vivienda es fundamental para mejorar la oferta habitacional. El Gobierno debe contar con una política de amplio alcance que reduzca en el corto y mediano plazo el déficit habitacional y las brechas existentes.

Más contenido de esta sección
Las reguladas del servicio del transporte público forman parte ya de la realidad cotidiana para los pobladores de la capital, su área metropolitana y el Departamento Central. El mal servicio, no obstante, afecta a todas las ciudades y localidades del Paraguay. Este, además de la salud pública, es el servicio más ineficiente que debe padecer la ciudadanía. Las humillaciones que a diario soportan los usuarios son inaceptables. Un transporte público seguro y cómodo es un derecho que tienen los paraguayos y significa calidad de vida.
Cada día se suceden los hechos delictivos que impactan en la ciudadanía, hasta el punto de que estos eventos prácticamente están normalizados. La violencia urbana afecta a las personas en las paradas del transporte público, en las calles y en los espacios públicos, mientras las autoridades del país continúan sin ofrecer respuestas, salvo alguna estadística surrealista. La inseguridad se suma de esta manera a la lista de deudas del Estado paraguayo, que tampoco ofrece a la población educación de calidad, salud pública, empleo digno ni servicios eficientes.
Creado hace 81 años, el Instituto de Previsión Social tiene como finalidad brindar asistencia a sus asegurados en caso de enfermedad, accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y proporcionar una jubilación o una pensión al trabajador titular. Es una institución fundamental para el trabajador, y ha quedado demostrado que es imprescindible, a pesar inclusive de la corrupción y la mala gestión que consume sus recursos. Urge recuperar IPS para la mejor asistencia y asegurar a miles de paraguayos una digna jubilación.
Ya no quedan dudas de que la democracia en Paraguay está en riesgo. En la Cámara de Senadores, el sector colorado cartista y sus satélites no solo forzaron un reglamento para lograr la pérdida de investidura de una senadora de la oposición, sino que además resulta preocupante que lo hayan hecho como una forma de acallar voces críticas. Pasar por encima de la Constitución Nacional y pretender la uniformidad de todas las ideas y opiniones no es democracia. Están a un paso de causar un quiebre, y eso la ciudadanía no debe permitirlo.
El alto peso de las remuneraciones en el total del gasto público siempre llama la atención de la ciudadanía, a pesar de que con respecto a otros parámetros está por debajo de los estándares internacionales. Esto no sería un problema si fuese acompañado por calidad en la gestión pública, lo cual nunca será posible sin una carrera seria y rigurosa en la función pública basada en méritos y resultados de la gestión. Los casos de nepotismo muestran la fuerte injerencia político-partidaria en las decisiones que se refieren a los recursos humanos.
El contexto económico internacional cambió con respecto a los últimos años. La demanda externa favoreció a Paraguay como productor y exportador de commodities de bajo valor agregado y calidad. Hoy, el mundo exige estándares de calidad a la producción y la juventud paraguaya busca empleos en mejores condiciones que en el pasado. Esos resultados solo son posibles con emprendimientos e inversiones productivas, lo que a su vez exige seguridad jurídica, una condición debilitada por la actuación irresponsable de los políticos.