Dejó las aulas en el año 1997 y desde ese año viene gestionando su jubilación, pero hasta ahora no consiguió. El Ministerio de Educación y Cultura le dio una constancia de que, efectivamente, enseñó durante 36 años, pero en el Ministerio de Hacienda le reconocen solo 10 años de aporte, por lo que ahora, después de más de tres décadas de sacrificio, no puede acogerse a los beneficios de la jubilación en un momento en que más necesita porque, según dijo, sufre de varias enfermedades y debe realizarse costosos tratamientos. “Este es el momento en que más estoy necesitando cobrar mi platita, porque me estoy poniendo viejo y necesito para poder hacerme varios estudios médicos. Solamente pido lo que me corresponde, fueron 26 años de sacrificios enseñando en lugares donde ningún otro docente quería venir y yo lo hice pensando en que los niños del lugar también tenían derecho de estudiar. Muchas veces caminaba kilómetros o lo hacía a caballo para llegar a mi escuela. Pido a las autoridades que destraben mi caso en el MEC. Tengo la constancia de haber enseñado 36 años y Hacienda me reconoce solo 10 años“, indicó.
Don Calixto hoy vive en su humilde vivienda en la compañía Arroyo Hatá de Nueva Germania y pide el apoyo de las autoridades para conseguir su jubilación. Explicó que ya no puede realizar ninguna gestión por la imposibilidad de desplazarse a la capital. Informó Carlos Aquino.