La Asociación de Trabajadoras Sexuales del Paraguay cumplirá 13 años como gremio, sin embargo, hasta la fecha aseguran ser discriminadas y luchan para conseguir que su labor sea considerada un trabajo.
La organización nuclea a 4.000 mujeres que dicen ser trabajadoras sexuales. Algunas trabajan en locales privados ofreciendo el servicio, mientras que otras lo hacen de manera independiente. La discriminación forma parte su día a día, así como los abusos y la impunidad, denunciaron.
Lucía Benítez y Ana Segovia son miembros de la Asociación de Trabajadoras Sexuales del Paraguay. Ellas sostienen que la sociedad debe iniciar el debate luego de comprender que “cualquiera que reciba algo a cambio de sexo es una trabajadora sexual”, enfatizando, inclusive, en la labor de muchas modelos nacionales.
Este mes el gremio celebrará 13 años como asociación. “Desde que empezamos con esta iniciativa llegamos a los asentamientos y hacemos charlas. Les enseñamos a las mujeres que si hacen un intercambio de sexo por ropa, celulares o cualquier bien material; eso ya se considera trabajo sexual”, explicó Lucía en contacto con radio La Unión.
Ambas representantes de la Asociación dijeron que sufren mucha discriminación, incluso desde el seno familiar. Se despacharon contras las modelos y dijeron que muchos consideran a las trabajadoras sexuales como pobres por verlas paradas en las calles.
“Muchas modelos también cumplen con un trabajo sexual. Ellas salen diciendo en la tele como si nada que cobran tantos guaraníes por sexo, pero a ellas nadie les discrimina por eso, a diferencia de lo que pasamos nosotras”, comentaron.
Según contaron, es muy difícil para muchas aceptar que se dedican al trabajo sexual. “Hay mucha discriminación que se sufre desde el seno familiar. Las que vienen del interior, por ejemplo, dicen a sus familiares que trabajan limpiando casas, por miedo al rechazo”.
Un proyecto de ley. Desde la Asociación comentaron que se reunieron con el presidente del Congreso, Fernando Lugo, con el fin de plantearle la posibilidad de presentar un proyecto de ley que las ampare y mejore la calidad del trabajo de las mismas.
“Por medio de una normativa queremos garantizar que sea reconocido lo que hacemos como un trabajo legal. Necesitamos buenas condiciones laborales, que tengamos beneficios como trabajadoras, además de la salubridad en el lugar de trabajo”, explicaron.
El precio. Con relación a los precios, dijeron que las mujeres que trabajan en esta rama de manera independiente establecen el costo por el servicio, sin embargo, cuando trabajan en un local el dueño del negocio les quita el 50% de lo recaudado.
“Cada compañera tiene su precio. Cada una es libre de ponerle precio a su servicio si trabaja de manera independiente. Si trabaja en un local, el 50% queda para el dueño y el resto para la trabajadora”, revelaron.
Dijeron que la ley se plantea en principio para trabajadoras independientes, por ello, pretenden encontrar a través del debate un punto en el que todas las trabajadoras sexuales salgan beneficiadas.
Aclararon que, como asociación, no fomentan el trabajo sexual, sino que esa decisión queda en manos de cada mujer, como la oportunidad de encontrar cualquier otro empleo.