En un hecho que generó nuevamente suspicacias de la opinión pública contra el Ministerio Público, fue allanada en la víspera la celda del brasileño condenado por lavado de dinero Jarvis Chimenes Pavão, recluido en la Agrupación Especializada, quien hace pocos días habló de muchos temas en entrevistas concedidas a varios medios de comunicación.
Del lugar incautaron una libreta de anotación que está escrita en su totalidad en portugués, que cotejarán con un cuaderno incautado días atrás de una celda de uno de los soldados del PCC recluidos también en dicho lugar, en el marco de la investigación del doble crimen de padre e hijo, Mario y Mario Alberto Lezcano, ocurrido el 27 de agosto pasado en Lambaré. El primero era guardiacárcel de Tacumbú, quien supuestamente fue quien filtró la buena vida que llevaba el condenado.
En la ocasión se presentaron a tempranas horas la fiscala de Lambaré, Gladys González, y el de Antisecuestro, Javier Ibarra, acompañados de varios agentes de la Brigada Central. Se incautaron del poder del recluido una Biblia, un CD de música cristiana, un pendrive, así como un bolígrafo y una libreta de anotaciones que contiene varios escritos, los que serán analizados en el laboratorio forense.
Según el comisario Rubén Paredes, de la Brigada Central, los escritos de Jarvis Chimenes Pavão, que están en portugués, serán cotejados con los que están en el cuaderno encontrado en un primer allanamiento en las celdas de los brasileños Sidimar Cordeiro Da Silva (27), Oziel Rizo De Sa (32), Carlos Enrique Silva Candida Tavárez (34) y Thiago Giménez (33). También están los paraguayos Diego Ruiz Díaz Molinas (34) y Adán Urunaga Cohene (38).
Carlos Enrique Silva es quien tenía el cuaderno debajo de su cama; además, se encontró un aparato celular dentro de un televisor plasma.
“Ya está confirmado que dos de los números encontrados en el cuaderno de este coinciden en el cruce de llamadas con los presuntos sicarios Walter Darío Ayala y Jonathan Walter Rodríguez, los dos detenidos dentro de esta causa”, explicó Paredes.
Señaló además que verificarán si la caligrafía es la misma y si fueron escritos ambos cuadernos con el mismo bolígrafo, incautado en la víspera.
“Hay varias anotaciones de puño y letra del recluso que no se entienden y creemos que son códigos que pueden ser descifrados con el primer cuaderno requisado”, manifestó el comisario Rubén Paredes, subjefe de la Brigada Central.
Todos los elementos serán valorados y sometidos a pruebas científicas por el laboratorio forense y por especialistas caligráficos.