EFE
En rueda de prensa, el jugador de ruleta rusa de “El Cazador” ha reconocido que a lo largo de su carrera hizo “escenas cortas pero muy importantes”, algo que le satisface porque “causar impresión es lo que desea cualquier actor”.
La escena de “El Cazador” es inolvidable, pero no es la única que ha venido a la mente a sus seguidores cuando le vieron aparecer por el Festival de Cine Fantástico de Sitges, donde recibirá este sábado el Gran Premio Honorífico.
El público le recuerda dando un reloj de oro a un niño en “Pulp Fiction” o interrogando a Denis Hopper en “True Romance”, dos películas en las que Walken dejó su huella, a pesar de no ser el protagonista.
“Ser actor es algo que hay que sentir muy dentro. Creo que es algo que quizás no se puede enseñar en una escuela”, señaló.
Una afirmación que no significa que no haya que trabajar para mejorar y aprender, ya que él lo hace “mirando las tomas de sus películas durante los rodajes”, siempre que los directores le dejan, y viendo sus filmes “cuando los ponen por la tele”, para buscar errores que rectificar y aciertos que consolidar.
Respecto a su método de trabajo también explicó que le cuesta mucho aprenderse los textos y los repite miles de veces en la cocina de su casa, unas veces imaginando que es Elvis Presley, otras Bugs Bunny y otras Woody Allen para conseguir fijar las palabras en la memoria.
En su opinión, el guión “es por donde hay que empezar” porque “en las palabras está todo”, de manera que prescinde de “documentarse sobre el personaje”, ya que las veces que le ha dedicado tiempo a la investigación previa el resultado no ha sido bueno.
A partir del guión, “los buenos actores añaden elementos e improvisan. Por ejemplo, si se te cae el vaso de agua y añades algo a la escena de forma espontánea, esos pequeños accidentes suele enriquecer el personaje”.
“El guión junto a la improvisación es lo que consigue dar vida y realidad, y eso es lo que buscan los directores”, concluyó.