El canciller argumentó que no se puede “entrar en el Mercosur, a la carta” en alusión al incumplimiento en la obligación de adoptar las normas vigentes del bloque, del que se le acusa a Venezuela.
“Asumimos todo o no asumimos”, expresó, coincidiendo con lo que dijo el jueves su colega argentina, Susana Malcorra, durante una visita a Brasilia: “Uno no puede ser miembro de un club, tener los derechos de acceso y no cumplir con las obligaciones. Nuestra expectativa es que Venezuela avance en los compromisos asumidos lo antes posible”.
Loizaga rechazó que exista una crisis en el Mercosur, como dice la canciller venezolana, Delcy Rodríguez. A criterio del ministro, en el bloque sudamericano “se sigue adelante”.
“Nosotros no vemos ninguna crisis en el Mercosur. Paraguay es miembro fundador, y el Mercosur ha tomado decisiones conformes con las normas y con la Decisión Nº 28 del 2005, que establece las normas y procedimientos que deben seguir los Estados que buscan adherirse al Protocolo de Asunción”, resaltó.
Recordó que esa decisión se tomó primeramente en setiembre en Nueva York, por los cancilleres de Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay, “dando un plazo como establece la resolución para que Venezuela pueda asumir los compromisos y obligaciones que en general tienen los Estados miembros del Mercosur”.
Entonces se fijó a la República Bolivariana de Venezuela hasta el 1 de diciembre para ponerse al día con el acervo jurídico del bloque. Al cumplirse el plazo de este ultimátum, el 2 de diciembre le comunicaron que quedaba cesante en sus derechos como Estado Parte del Mercosur.
“Cuando haya una adecuación de normas legales internas, leyes, reglamentos, que pongan a Venezuela en pie de igualdad con el resto de los miembros, pasará de nuevo a ser un miembro de pleno derecho. Mientras tanto, está en la situación que está”, dijo el jueves la canciller Malcorra, en Brasilia, durante una reunión de prensa con su colega brasileño, José Serra.
Ante esta situación, Venezuela recurrió a la Secretaría del Mercosur, solicitando que se active el mecanismo de solución de controversias, contemplado en el Protocolo de Olivos. La primera vía para esto es el de la negociación directa, a través del diálogo que debe convocar el Grupo Mercado Común.
