La serie de cobros de aguinaldo entre la clase trabajadora, especialmente en el sector público, se tradujo ayer, sábado, en el vuelco masivo de personas rumbo a la ciudad argentina de Clorinda, con la intención de adquirir mercaderías para las fiestas de fin de año.
Numerosos vehículos con chapa paraguaya coparon el microcentro de la vecina localidad, y si bien no con tanta intensidad como en otras ocasiones, un equipo de Última Hora pudo observar la fila de compatriotas para gestionar documentación en el ingreso aduanero y migratorio vía Puerto Elsa.
Se evidencia un indiscriminado y libre movimiento de paseros que transportan cajas de aceite, bebidas y otros alimentos a las canoas con el fin de cruzar el riacho que separa a Puerto Elsa de Clorinda, y traspasarlos a carritos que son llevados directamente a las tradicionales kombis, casi todas colmadas hasta el techo de mercaderías.
La preferencia por los precios y la calidad de productos originarios del vecino país se está tornando cada vez más notoria, atendiendo a la conveniencia en lo que respecta al cambio entre el peso argentino y el guaraní, que se sitúa actualmente en 320 a la compra y 390 a la venta. Hasta mitad de diciembre la cotización experimentó un proceso estable, pero el pasado 16 comenzó a devaluarse más la moneda de los vecinos, lo que despierta de nuevo la conveniencia de pagar mejores precios versus lo que se puede conseguir en la plaza local.
El flagelo del contrabando, en consecuencia, se acrecienta debido a los pocos controles ejercidos desde los organismos correspondientes, puesto que en un recorrido que realizó ayer el equipo de ÚH solamente en el puesto de Vista Alegre, anterior a la cabecera del Puente Remanso, se apostan efectivos de la Policía Nacional y del Detave, que revisan los minibuses de pasajeros, los que también sirven para transportar todo tipo de mercadería.
La infraestructura que acompaña al cada vez más bullicioso movimiento de ingreso de productos por la vía de Puerto Elsa está además obligada a expandirse. Un ejemplo de ello es que contiguo al espacio de la modesta terminal del pueblo se habilitó un estacionamiento que cobra 5.000 guaraníes para vehículos pequeños y 10.000 para camiones, reflejo de que la actividad irregular cobra mayor notoriedad.
De esta forma, quienes cuentan con rodados pueden llegar hasta relativamente cerca de la cabecera de la pasarela y dejar estacionados sus vehículos, para cruzar a pie y gestionar sus compras. Esto surge como alternativa al paso por el puerto Falcón, donde sí existe posibilidad de seguir camino con el auto o la camioneta.
Un negocio anexo al movimiento de compradores y paseros es la venta de combustibles de dudoso origen, envasados en improvisados bidones, que pueden costar entre 4.500 y 5.500 guaraníes, y que se colocan frente a cualquier casa particular, ofreciendo el producto sin ningún control.
Lo notable es que hasta dueños de vehículos de Asunción de alta gama y marcas exclusivas no tienen ningún reparo en cargar el diésel que se ofrece displicentemente en la calle.
En el centro comercial clorindense pudo notarse la cantidad de vehículos con chapa paraguaya que hasta en doble fila tenían que estacionar, debido a la alta demanda de artículos de aquel país.
