Según la “regla de oro”, los disparos de los antimotines deben realizarse a la altura del cuerpo, de la cintura para abajo, o hacia el piso, pero no en dirección a la cabeza y otras partes que representen zonas sensibles.
El segundo aspecto principal es que el pistolero debe realizar disparos a una distancia mínima de 15 metros de la persona, para que el balín no le dañe. En ambas situaciones dejaron de cumplir tal regla de procedimiento, como se observa en los videos captados en el momento del disparo contra Acosta frente al Congreso el pasado viernes.
El disparo que el parlamentario acusó fue realizado desde dos metros, lo que demuestra el incumplimiento total del mencionado protocolo.
Los impactos que le dieron de lleno en la cara le destrozaron los labios y la dentadura a Acosta, quien terminó en terapia y será sometido a cirugía.
El agente que realizó el disparo aún no fue identificado porque tenía un casco que ocultaba su rostro; además, los agentes que se encargaron de asistir en la manifestación ciudadana vinieron de Villa Hayes, Caacupé, y entre ellos estaban agentes de las agrupaciones de Seguridad y Especializada, según el director de Apoyo Táctico, comisario Enrique Isasi.
Aunque la Policía cree que en el local del PLRA el suboficial Gustavo Florentín actuó en base al protocolo, el Ministerio Público confirmó que Rodrigo recibió el disparo en su costado lado izquierdo, lo que le perforó los dos pulmones y causó serios daños al hígado. Esa lesión la recibió en una zona que no debe ser atacada por los antimotines, según la recomendación.
El video del local partidario, donde ingresaron sin orden judicial, muestra que ni bien entraron los policías se realizó el tiro. Tampoco fue a una distancia que superara los 15 metros recomendados, según la escena del crimen.
LETALES. Dichas heridas le ocasionaron una hemorragia interna, y luego derivaron en una asfixia, que terminó siendo la causa de la muerte. Según datos médicos, el joven dirigente agonizó 20 minutos, pero su muerte era segura a causa de la gravedad de la lesión.
Los impactos de bala de escopeta que recibió Quintana causaron la misma lesión hepática que le produjo la muerte a Luis María Argaña en el año 1999, crimen que desencadenó el Marzo Paraguayo, explicó el forense Pablo Lemir.
Isasi dijo que no se explica cómo llegó a aparecer en la escopeta el proyectil de plomo y asegura que todos los agentes antidisturbios solo usan balines de goma.
Explicó que el agente que disparó al diputado fue rodeado y al no tener espacio para defenderse tuvo que disparar para liberar la zona. Asegura que para los tiros por encima del cuerpo se necesita espacio y al no tener opción, disparó a Acosta.
Juez ordena la prisión del suboficial
El juez Alcides Corbeta ordenó la prisión del suboficial Gustavo Florentín en la Agrupación Especializada, tras ser imputado por homicidio doloso por la muerte del dirigente juvenil del Partido Liberal Rodrigo Quintana.
El agente estaba imputado por violencia familiar y se encontraba guardando arresto domiciliario en la Agrupación de Seguridad, en donde presta servicio.
Al registrarse desmanes en la manifestación frente al Congreso Nacional, supuestamente abandonó la sede para unirse a sus camaradas en el procedimiento y la represión.
Según el comisario Julio Melgarejo, ex jefe de la Agrupación de Seguridad, comunicó que el suboficial tomó los uniformes de servicio, el arma y acudió a la plaza.
Supuestamente lo hizo sin el permiso debido, violando la medida de arresto que estaba cumpliendo en la sede donde presta servicio.
Al conocerse su supuesta autoría en el crimen del líder liberal, nuevamente el juez de su primera causa ordenó la prisión del agente y, al igual que Corbeta, decidió que guarde reclusión en la Especializada, comunicaron autoridades del Juzgado.