El joven que en el 2011 tenía 15 años y se encontraba realizando el cursillo para la confirmación en la parroquia de Paso Yobái, que presidía el sacerdote Francisco Javier Bareiro, es uno de los seis denunciantes que asegura ser víctima de acoso por parte de los religiosos (dos se retractaron).
Los sacerdotes denunciados y actualmente cesados en sus funciones son Francisco Javier Bareiro y Gustavo Ovelar Aquino.
La madre de la supuesta víctima comenta que todo inició cuando el religioso comenzó a acercarse a su hijo, pidiéndole que le ayude en la preparación de las celebraciones, que le acompañe a algunos lugares del interior del país, dándole dinero para el combustible de su moto, carga de celular e incluso con algunos regalos.
“Lo invitó para un retiro, pero no teníamos plata y él le dijo que pagaría todo, incluso le comenzó a hablar para que estudie para pa'í, que él le iba a ayudar porque nosotros no podemos económicamente”, explicó la mujer.
Finalmente, una tarde de domingo el sacerdote lo llamó en carácter de urgencia para que lo acompañe al interior, donde tenía que celebrar una misa. Pero en el camino le comentó que iban a un balneario, donde le invitó con bebidas alcohólicas, según relata la madre.
La mujer recibió una llamada ya entrada la noche en la que su hijo le comunicó que se quedaría a dormir en casa del religioso porque era muy tarde. “Esa noche el pa'í Francisco aprovechó para manosear a mi hijo que solo tenía 15 años y en la campaña a esa edad son inocentes todavía”, indica.
Agrega que luego de que el religioso tocara las partes íntimas de su hijo, lo amenazó para que no comente lo sucedido (ver video).
Temor. El joven pidió a su familia que mientras “pa’i Francisco” siga dando la comunión no aceptasen nada de su mano ni lo recibieran más en su casa y que lo dejaran ir a Argentina junto a su hermano mayor porque temía por su vida.
Ocho meses después la supuesta víctima retornó al país, pero de inmediato fue acosado vía mensajes de texto por el sacerdote, según consta en la denuncia fiscal firmada por el joven que ahora reside en el vecino país, donde encontró refugio.
Familia. Antes de que el pa’i Francisco dejara la parroquia local fue abordado por la familia, ante la cual negó todo tipo de acusación en su contra.
“No pedimos la cárcel para él ni para el otro que está acusado, solo queremos que les lleven a un retiro y les ayuden a no hacer más estas cosas que no están bien. No queremos que otros jóvenes pasen por lo que están pasando nuestros hijos”, enfatizó la mujer que declaró por segunda vez ante la Fiscalía de Villarrica.
Agregó que a partir de lo ocurrido no dejaron de ir a la iglesia, pero que acompañan a su hija de nueve años a su cursillo de catequesis, la escuela o cualquier actividad que ella tenga para evitar que le pase lo mismo que a su hermano.
La mujer también comentó que el sacerdote Francisco Carrillo se acercó a su familia e incluso a otras supuestas víctimas para realizar un “arreglo amistoso para evitar quedar sin sacerdote en la comunidad”, a lo que no accedieron. “Le aclaramos que ni siquiera pedimos cárcel para pa’i Francisco, solo que pueda hacer un tratamiento”, finalizó.
El caso sigue en etapa de investigación a cargo del fiscal Carlos Alvarenga, de Villarrica, quien tomó declaración a las supuestas víctimas esta semana y los próximos 31 de marzo y 6 de abril tomará declaración a los sacerdotes que ya fueron notificados.
Nota de redacción: Para preservar la identidad de las víctimas, en el video no se muestra el rostro de la mujer ni tampoco, en la nota, el nombre de la misma.