No sabemos quiénes eran estos 72 discípulos. De hecho, serían muchos los que tendrían amistad y confianza con Jesús, los que trabajaron y dieron la vida por su Maestro, aunque sus nombres no hayan quedado consignados en los evangelios. Esta actitud discreta y eficaz, con “la sencillez, el no llamar la atención, el no exhibir, el no ocultar”, enamoraba a san Josemaría, que la señala con frecuencia como característica propia de los cristianos corrientes, que se saben enviados en medio del mundo para transformarlo, con la y el testimonio de vida.
Para la eficacia de la misión, Jesús prepara a sus discípulos con instrucciones precisas, que son válidas para cualquier época. Primero exhorta a rogar por el número de los obreros que han de trabajar en la mies, porque es Él quien elige y envía. Toca a los discípulos dar prioridad a la oración en su misión y rogar al dueño de las almas que llame y envíe a más gente.
Por otro lado, Jesús no tiene una visión negativa del mundo, porque no lo ve como un erial, sino como una mies preparada para la siega. …
…Entre las instrucciones de Jesús destaca la confianza en la Providencia y el desprendimiento de los bienes: “No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias”. Porque, como explica el papa Francisco, el desapego de los bienes es la condición para ser discípulo.
A su regreso, los discípulos expresan su alegría y entusiasmo por la eficacia de la tarea… Por su parte, Jesús eleva el sentido sobrenatural de la alegría de sus discípulos, que no radica en sentirse influyentes en este mundo sino más bien en el otro…
(Frases extractadas de https://opusdei.org).