Este paseo no solo ilumina los ojos con los vibrantes colores con los que están pintadas las obras que se comenzaron a pintarse en 2016. Los murales fueron coloreados por varios artistas yaguaroninos, según comentó Walter Díaz, museólogo y gestor cultural, durante el viaje.
Al llegar hasta el camino que conduce al cerro Yaguarón, que se utiliza cada Semana Santa, comienza su ascenso, mientras se van apreciando las obras creadas por los artistas de la localidad.
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Durante el trayecto se aprecian pinturas del Jasy Jatere, Teju Jagua, Ao Ao, Malavisión, Luisõ, Pombéro, Mbói Tu’i y la de sus padres Tau y Kerana, entre otros, que son inmortalizados en fantásticos y coloridos murales de la mano de grandes exponentes y referentes del arte yaguaronino.
Pytumby jave
El Paseo de los Mitos se instituyó aproximadamente desde el año 2018, gracias al impulso de una serie de noches de narración oral que se llevaron a cabo en Yaguarón.
“Nos permite pensarnos, pensar nuestra memoria y oralidad. Es fruto de esos encuentros al que habíamos llamado Pytumby jave, y fue así que nació la idea de hacer el Paseo de los Mitos”, según expresa Walter.
Se trata de un complejo de murales que reflejan ese universo mitológico instituido por Narciso Colmán en su obra cumbre Ñande ypykuera (Nuestros antepasados), en la cual aparecen los siete mitos populares del Paraguay.
“A través de un poema, relata la Génesis, dice poema etnogenético y primigenio de la raza guaraní. Así, Narciso R. Colmán describe su propio poema y a partir de ahí, desarrolla, a través de un complejo poema y de un conjunto grande de poemas, la existencia de los siete mitos guaraníes: Moñái, Mbói Tu’i, Jasy Jatere, Teju Jagua, Ao Ao, Luisõ, y Kurupi”, relata Walter Díaz con entusiasmo.
Creencias vividas en un recorrido pintado
En el camino se encuentran las pinturas donde aparecen los mitos que nacen de Tau y Kerana como fruto de una relación maldita por Tupã Ñande Ru. Por esta razón, estos hijos suyos se convierten en los seres monstruosos, maléficos y perversos, que son exterminados del universo.
“Gracias a una trampa que desarrolla y piensa Tume Arandu, el gran sabio de los guaraníes, quien planifica una ensenada en contra de estos siete hermanos en un casamiento concertado entre Porasy y el Moñái”, rememora el promotor cultural.
Lo que cuenta la leyenda es que Moñái vivía en los esteros de una compañía llamada Itá Potrero, en Yaguarón, donde se planifica el casamiento de Moñái con Porasy.
Porasy invita a todos los hermanos de Moñái a concurrir al casamiento, donde después de haber bebido abundante chicha y bailado mucho, los reúne en la cueva como para conversar los recién casados con todos los hermanos. Y finalmente allí el pueblo apresa a estos siete mitos, prenden fuego al lugar donde arden por siete días y siete noches.
“Kerana afligida observa esta tragedia, es testigo de lo ocurrido, testifica la muerte de sus hijos desde el cerro Yaguarón, donde empieza a llorar y lamentarse por el trágico fin”, va contando Walter Díaz.
El relato sigue a partir de allí con Tupã Ñande Ru, cuando se apiada de ella después de que sus hijos ardieran y los convierte a ellos en las siete cabrillas, y a Porasy, que se sacrifica por su pueblo, la convierte en el lucero de la mañana. Entonces, este fragmento del poema está interpretado por un conjunto de murales hechos por muralistas yaguaroninos de la Asociación de Artistas de Yaguarón.
Dinámico y colorido
Tiempo después, en el año 2022, se dinamiza este juego y el complejo mural con una serie de nueve murales más, reinterpretados por Amigos del Arte y también por artistas que forman parte hoy del movimiento Colores de la Chacarita. Estos llevaron a cabo un encuentro de muralismo, donde surgió esa nueva interpretación estética de los siete mitos que se pueden ver en los murales pequeños que llegan hasta al pie del cerro.
Al llegar al cerro Yaguarón, se encuentra una de las esculturas más importantes, la del Teju Jagua, obra del artista plástico Luis Delgado, un artista yaguaronino que colocó esa obra en la cima del cerro, con la creencia de proteger a la ciudad y al cerro como un gran protector de este lugar.
Desde el año 2021, el cerro cuenta con una serie de elementos que completan y complementan la visita, como lo es un sistema de guardia de seguridad sanitaria, restaurante y también un centro de atención al turista en la cima, con la seguridad requerida con todos los elementos que el visitante precisa para pasar una buena jornada en el sitio. El acceso es de G. 10.000.
Con ese acceso se permite también el ingreso a las instalaciones montadas en la cima y a partir de ahí, el servicio de guías especializados y de la guardia controlada para el estacionamiento al pie del cerro. Los vehículos también abonan un canon específico de acuerdo con el tamaño.
Sin duda, Yaguarón es una ciudad que guarda historias y mucha riqueza natural, que se conjugan delicadamente para el disfrute de quienes buscan dar un paseo por el país.
