Rumores de compraventa de canales de televisión asedian el universo mediático nacional. Los trascendidos fueron tan vertiginosos que la propia entidad reguladora de las telecomunicaciones, Conatel solicitó informaciones y emplazó a las mismas empresas televisivas. Tanto Canal 13 como Tevedós (Red Guaraní) respondieron a los pedidos: el primer canal aceptó que existe una negociación ya acordada para vender el 25% del paquete accionario a la firma Díaz e Hijos SA, mientras que el segundo desmintió cualquier transacción.
Sin embargo, días después Red Guaraní anunció la cancelación anticipada del contrato con el Grupo Obedira, que estaba gerenciando el canal. Como era de esperarse, esto causó el despido de trabajadores. Ahora se menciona que el grupo Team Paraguay se haría cargo del medio.
Todas estas operaciones se dieron a espaldas de la Conatel, a la que se debe informar en primer lugar sobre cualquier intención de compra (o gerenciamiento), puesto que tiene que dar su autorización previa, porque así lo indican la Ley y su Reglamento de Televisión. A fin de cuentas, si se encuentra algo irregular en la transacción (monopolio, problemas técnicos o económicos, etc.), el ente regulador rechazará la operación y cualquier acuerdo preliminar al que hayan llegado los grupos empresariales será en vano.
Pero además de las negociaciones comerciales, se debe analizar a fondo qué se está comprando acá. ¿Será un nuevo medio para educar, entretener, construir?, o ¿simplemente se tratará de un canal “repetidor” de enlatados y programas amarillistas (reality shows pésimos) para buscar el lucro fácil? Programas que muestran hechos sangrientos a la hora del almuerzo y escenas eróticas en plena siesta. Los críticos aseguran que existe un oligopolio de los medios, por parte de empresarios que solo buscan recaudar. Los trascendidos indican que varios grupos empresariales estarían detrás de Red Guaraní. Será finalmente la Conatel, basada en sus diversos estudios, la que determine si el proceso de venta es legal y si el nuevo propietario no está pisoteando los reglamentos.
Pero más allá de quiénes sean los dueños, lo que también se debería objetar es el contenido de los medios. Gran parte de la ciudadanía paraguaya evolucionó. Ya no consume “cualquier cosa”, gracias a las ventajas que brinda la tecnología a la hora de elegir qué ver y qué escuchar. Si los canales quieren seguir teniendo el codiciado ráting, deben iniciar una transformación. Por ende, a más de comprar canales, los empresarios también necesitan comprar buen gusto y ofrecer programas de calidad, con producción nacional que edifique. Talentos jóvenes hay de sobra, y piden un espacio en los medios. Por salud mental, ojalá los canales otorguen ese espacio pronto y empiecen a erradicar las copias porteñas y los enlatados.