Seguro conocen el dicho: “Escoba nueva barre bien”, que se refiere a que cuando llega alguien nuevo, cumple su función a la perfección, y parece superar a anteriores experiencias. Bueno, ya va casi un mes que las nuevas autoridades municipales asumieron sus puestos, y como buenos paraguayos volvemos a esperar que las cosas cambien.
Algunos de los concejales e inclusive intendentes fueron reelectos, quizás ya de la vieja política, y están los nuevos, de quienes esperamos realicen una barrida de lo que hicieron los gobiernos anteriores.
Es realmente difícil volver a ilusionarnos, a esperar que haya cambios favorables y se deje atrás la corrupción; pero, ¿cómo ganamos esa credibilidad?, siendo que la corruptela se encuentra a la orden del día.
Están aquellos que son escépticos ante estos nuevos gobernantes; es obvio cuando viejos vicios ligados a robos se vuelven repetitivos. Pero estamos los que decidimos nuevamente depositar nuestra confianza, porque esperamos que se cumpla lo que dice la ley.
Nuestra legislación habla de la correcta administración de los bienes y recaudar e invertir los ingresos de la comuna, es decir, que los fondos que reciben las municipalidades puedan ser bien invertidos, ya sea mejorando nuestras calles, hermoseando las ciudades, potenciándolas para una mejor convivencia o invirtiendo en escuelas y colegios, que son los pilares esenciales.
Lastimosamente, justo antes de las elecciones, en octubre pasado, fuimos testigos de que salieron a luz casos de corrupción, que aunque la Justicia todavía no dictamine, las evidencias son bien claras, como lo ocurrido en Asunción. Como si fuera una burla, el intendente fue reelecto. ¿Cómo se podría esperar que las cosas cambien, cuando los antecedentes no ayudan?
Creo que es momento de dejar el conformismo y dejar de tolerar los engaños de nuestras autoridades. El ciudadano sufre de violencia, atropellos, robos y a veces no somos capaces de reaccionar. Necesitamos hacer algo y no seguir cayendo en eso.
En el mes de marzo de este año, gran parte de la ciudadanía se levantó a marchar en el centro capitalino y en otros puntos del país, durante varios días e inclusive semanas, cansada de las crisis en plena pandemia, de los constantes robos con fondos para la emergencia sanitaria. Se manifestaron pidiendo la renuncia de las autoridades de Salud e, inclusive, del presidente de la República, Mario Abdo Benítez.
Ese hartazgo fue menguando a medida que pasaron los meses. Pero estoy segura de que no vamos a volver a callarnos ante nuevos hechos irregulares, si es que esa confianza depositada vuelve a ser destruida.
En el 2013, un periodista del periódico El Heraldo escribía que “cuando un colectivo social cree en sus líderes o dirigentes, existe un camino; cuando desconfía de ellos, todo está perdido”.
Lo mejor sería tener gobernantes fieles a sus palabras, sinceros con sus ciudadanos y leales a su pueblo, aunque aquellos que no son así, no solo pierden la confianza, sino que a todo su pueblo.