El presidenciable, cuyo partido ingresó a la Mesa de presidentes de oposición, a finales del año pasado, para buscar la concertación, se mostró preocupado por la narcopolítica.
“Definitivamente un flagelo que está destruyendo nuestro país es el narcotráfico, y su inserción en la política es gravísima pues corroe los cimientos institucionales de nuestra democracia”, dijo.
Consideró que en este momento se precisan medidas para paliar este mal, acciones y posiciones radicales para oponerse a que se propague esta práctica en la política.
“Se necesitan acciones y posiciones radicales. Las instituciones partidarias deben demostrar su fuerza aplicando sanciones drásticas y ejemplares, los actores políticos deben tener también posiciones claras y contundentes”, sostuvo.
Dijo que en las instituciones donde se reportan indicios o nexos de miembros que operan en este submundo, se deben enviar mensajes claros. “No se puede ser tibio con el narcotráfico, que destruye personas y familias”, refirió.
Renovación. Para Villarejo, los viejos vicios también vienen de una manera de hacer política y una representación que ya no genera confianza. “La política necesita claramente renovación, nuevos actores, una nueva generación que gane la credibilidad que tanto destruyó la vieja politiquería”, subrayó.