La librería Nicolás Moya, la más antigua de Madrid con 157 años de existencia, colgó el cartel de “liquidación por cese de actividad”, ya que la crisis y las ventas por internet hacen inviable el negocio de este establecimiento de la calle de Carretas, justo al lado de la céntrica Puerta del Sol.
“Ya poca gente está interesada en comprar libros”, refiere el dependiente del local, Eduardo Valencia.
El rótulo que corona la entrada de la tienda sintetiza su historia y especialización como único negocio centenario que perdura en la calle: “Nicolás Moya, librería médica. Fundada en 1862. Libros de Medicina, Veterinaria, Agricultura, Náutica y Ciencias afines”.
Aún no hay fecha oficial del cierre, pero la primera librería dedicada al “arte de curar”, la Medicina, no aguanta la presión de la crisis del libro. Otros comercios tradicionales de la capital de España, muchos de ellos familiares, cerraron durante los últimos años por motivos similares o porque los propietarios se jubilaron y sus descendientes no desearon seguir con el negocio.
Los locales que dejan libres son apetecibles por su ubicación para las grandes marcas comerciales, que poco a poco colonizan los cascos antiguos de las grandes ciudades. El fundador de esta librería, Nicolás Moya, vio la oportunidad de abrir una tienda médica y tuvo que pedir el permiso de sus padres para empezar, ya que no contaba con la mayoría de edad entonces. Dedicó su vida a comprar, traducir y editar libros médicos. EFE