20 abr. 2024

Ventana de oportunidades

Generar iniciativas propias también constituye una fuente de trabajo seguro. Esta idea es impulsada por la Fundación Saraki, que desarrolla un programa de autoempleo para las personas con discapacidad. En alianza con otras instituciones, lleva a cabo capacitaciones que promueven la posibilidad de crear emprendimientos personales.

Por: Daisy Cardozo Román | daisy-cardozo@aj.com.py

Fotos: Fernando Franceschelli.

Le coloca una vincha a su modelo y luego le pasa suavemente por el rostro una pequeña esponja, de esas que se usan para la cosmetología. Estela Zayas (51) se asegura de que el rostro de Sandra (22) quede limpio de cualquier partícula, para luego comenzar a maquillarla. Cada paso que realiza lo hace con cuidado y mucha concentración. Algunas veces bromean entre ellas, haciéndose señas. Es que ambas poseen discapacidad auditiva. Son sordas, con un poco de resto auditivo. Las dos habitualmente participan de los diferentes talleres que ofrece la Fundación Saraki, así como en esta ocasión, donde ambas ponen en práctica las clases de maquillaje.

Hace 22 años nació la Fundación Saraki como una organización privada y sin fines de lucro. Desde su creación se dedica a realizar acciones que están dirigidas a las personas con discapacidad. Básicamente, se enfoca en que ellas tengan el acceso a las oportunidades que ofrece la sociedad, para que sean más participativas mediante el desarrollo de sus capacidades. Siguiendo esta línea, actualmente está en plena aplicación el programa de autoempleos, que promueve esta opción como salida laboral que genere ingresos propios.

Este proyecto se da mediante una alianza de Saraki con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal). Con este último se acordó realizar 38 cursos variados, de febrero a junio.

Son talleres gratuitos que se imparten especialmente para personas con discapacidad, de escasos recursos. Así como el de maquillaje, al que van Estela y Sandra, hay otros que son sobre negocios, reciclaje, automaquillaje, pedicura, manicura y elaboración de detergentes. “Este proyecto —de autoempleo— brinda capacidades a estas personas para poder ganar dinero por su cuenta”, explica Rodolfo Morán, quien es facilitador de emprendedurismo en Saraki. Cuenta que a esto apuntan desde la organización, además de impulsar lo que ya está vigente: el acceso a un trabajo en instituciones públicas, lo cual se ampara en la Ley n.° 3.585/08.

Estela Zayas

Estela Zayas

Potencia de talentos y capacidades

Estela fija la mirada sobre el contorno de ojos de Sandra y con una brocha le comienza a aplicar el polvo en los párpados. Usa el negro de base y va marcando la forma. Lourdes Arévalos es su intérprete de señas y mediante ella comparte una anécdota. Mucho antes de ser maquilladora, trabajó en un salón de belleza muy reconocido a nivel local, donde su función era lavar el pelo a las clientas. Tenía compañeras que hacían el maquillaje. Desde su lugar, ella solía observar cómo lo hacían. Le gustaba mucho, entonces comenzó a practicar, pidiéndole a sus amigas que le enseñaran algunas técnicas.

Con el tiempo formó su propia clientela, a la que brinda sus servicios casa por casa, trasladándose en colectivo o a pie. Su discapacidad auditiva nunca fue un impedimento para los distintos objetivos que se propuso en la vida. Al contrario, siempre buscó la manera de darse a entender a los demás, mediante algún recurso escrito. Recuerda incluso cuál fue su estrategia para incursionar en este nuevo oficio. Se ponía cerca de las peluquerías, portando su equipo de maquillaje, y esperaba. Si de repente veía saliendo a una mujer insatisfecha, sin dudar se acercaba y respetuosamente ofrecía su ayuda, ya sea para corregir o retocar. Así, de a poco fue formando su cartera de clientes, al mismo tiempo que iba apuntando contactos para mantener la comunicación.

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“A pesar de que el Estado, por obligación, debe contar en su plantilla de empleados con un 5% de personas con discapacidad, Saraki anhela que ya no estén solamente a la espera de trabajos dependientes”. Rodolfo Morán.

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Estela Zayas es un testimonio claro de que las personas con discapacidad también pueden salir adelante desde sus propias iniciativas. Lo único que ella desea, por el momento, es acceder a formaciones más avanzadas de cosmetología para perfeccionarse en el rubro.

Otro ejemplo es Luciana González (54), quien tiene discapacidad en las piernas por causa de la poliomielitis. Estando en silla de ruedas, es modista desde los 22 años. Todavía quiere emprender, pero con otras alternativas de ingreso extra. Hace un mes viene capacitándose en el taller de manicuro, dos veces por semana. Mientras comenta acerca de esto, va aplicando el esmalte rosa en las uñas de Graciela, una funcionaria de Senadis, que también enseña ahí croché, bordados de ao po’i y ñandutí.

Para poder aplicar lo aprendido, siempre hay una compañera o una profesora que se ofrece voluntariamente como modelo para las prácticas.

Estela Villalba y Estela Zayas (izq. a der.)

Estela Villalba y Estela Zayas (izq. a der.)


Inclusión efectiva

Los cursos de autoempleo que ofrece Saraki buscan, sobre todo, que haya una inclusión laboral efectiva. Algunas personas ya lo han logrado, como Estela Villalba (50), funcionaria de Senadis, quien también sigue un curso de Saraki; en este caso, el de negocios. Además de su profesión de trabajadora social, tiene un comercio familiar desde hace 20 años: una casilla de comidas rápidas que actualmente atiende su esposo. “En las clases, por ejemplo, aprendí acerca de una mejor gestión administrativa, cómo llevar la contabilidad y saber en qué gastamos”, señala y se reubica en la silla de ruedas que usa desde siempre. Sufrió poliomelitis a los seis meses de edad. Sin embargo, ella sigue teniendo oportunidades de crecer. Muy pronto viajará por unos meses a Japón, gracias a una beca, para realizar una especialización. “Si uno tiene ganas de salir adelante, busca la estrategia” dice y sigue: “Esto sirve para que tengamos una idea de lo que se puede hacer, para sentirnos inspirados e impulsados a realizar nuestros sueños”.

Con el programa de autoempleo, Saraki también logró hacer un convenio con la Fundación Paraguaya, que permitirá a los beneficiarios realizar ventas de productos de microfranquicias. Por ejemplo, Valerio Chávez (28) también está siguiendo el taller de emprendedurismo. Él tiene una discapacidad psicosocial, sin embargo, su idea es comercializar jeans para otras personas. Según relata Rodolfo Morán, este joven incluso piensa un día contar con su propio local. Por el momento realizará las ventas de forma particular, en oficinas.

“Eso es lo que buscamos: que esta gente acceda a un trabajo digno y la sociedad cambie su modo de pensar hacia ellas. Que las reciba, les compre los productos, que las incentive como lo haría con otras personas. La idea es cambiar ese paradigma de aichinjáranga. Se trata de gente que también quiere y puede progresar”, concluye y remarca: “Lo que nosotros pretendemos es que estas historias cambien”.