20 jul. 2025

#UNAnotecalles: Histórica, inédita y necesaria rebelión de universitarios

Las publicaciones de ÚH sobre la corrupción en la UNA encendieron la mecha de una rebelión estudiantil antes nunca vista. Se cumplen dos años del inicio de una revuelta que entusiasmó a toda la sociedad.

La punta del ovillo era Tatiana Cogliolo, una joven maestra parvularia que cobraba como profesora en la Facultad de Veterinaria. Ella facturaba 12,6 millones de guaraníes mensuales. La investigación de ÚH siguió después con las historias de la mamá y una prima de Tatiana que cobraban como profesoras fantasmas; y de su hermanita estudiante de secundaria con un rubro administrativo.

La primera publicación lleva fecha del 8 de setiembre. El domingo 20 el rector de la Universidad Nacional de Asunción, el veterinario Froilán Peralta, asistió a un programa de televisión y anunció que no iba a renunciar (a pesar de las documentadas denuncias de ÚH), pero al salir del local se encontró con un grupo de universitarios que acudieron para escracharlo.

Al día siguiente, los estudiantes instalaron una asamblea permanente frente al local del Rectorado. En la práctica esta fue una toma simbólica de los universitarios de su propia universidad. Y así comenzó aquella primavera estudiantil que se volvió universal con el hashtag #UNAnotecalles

Significación. A dos años de aquel suceso, el analista e investigador Alfredo Boccia reconoce que la revuelta estudiantil fue inesperada. “Nos sacó del desaliento, porque no se esperaba”.

Boccia sostiene que fue absolutamente generacional y francamente idealista. “Me hacía acordar de las protestas estudiantiles de mi época en el sentido de que era idealista, es decir, no tenía segundas intenciones por detrás. No había partidos políticos organizando, no se veía gente extraña, ni sus líderes aspiraban a ocupar cargos públicos o sacar una ventaja de la movilización”.

Según Boccia, la rebelión enfrentó a la generación anterior, de viejos políticos, y algunos otros menos viejos como ellos, pero absolutamente sumidos en la corrupción que afectaba a todos los estratos.

Dos años después continúa la resistencia, aunque “no pudieron vencer la burocracia judicial ni cambiaron el Estatuto universitario, que sería el golpe definitivo a esta estructura tan corrupta”.

Boccia reconoce que la movilización no tenía la fuerza interna como para romper las estructuras, por lo que esas estructuras se mantienen un poco mejoradas. “Medicina es el caso típico, sacaron a los más sinvergüenzas, pero todos los que pudieron quedarse se quedaron y siguen en la facultad. Pero claro que nunca será igual, ahora les tienen miedo”.