09 ago. 2025

Un siglo de gloria musical con las obras de Cardozo Ocampo

Un 14 de mayo de 1907 nacía el creador de “Galopera”, “Paraguaya linda” y otras 300 composiciones que son riquezas del folclore. Su natal Ybycuí le rinde hoy tributo con su fiel compañera: la música.

Por Roberto Gómez Palacios
rogomez@uhora.com.py
El día que se celebraba la independencia patria, 100 años atrás, como regalo el cielo envió un alma que marcaría la historia musical paraguaya. En la humilde Ybycuí, doña Crescencia Cardozo daba a luz a un niño al que bautizó con el nombre de Mauricio, el que años más tarde quedó eclipsado con el sonido de la flauta y se embarcó de lleno en el mundo de la música.
Mauricio Cardozo Ocampo, el creador de “Galopera”, “Mombyry guive”, entre otras canciones folclóricas paraguayas, no había conocido a su padre, Clemente Ocampo, desde que vio la luz. Sólo años más tarde tuvo el placer de compartir con él, y ya con unos años de vida su progenitor decidió reconocerlo ante el juzgado.
De allí que su primer apellido es el materno. El niño había sido seducido por la armonía de la flauta traversa ejecutada por Eloy Martín Pérez, allá por el año 1918. Pero fue Juan J. Rojas quien le enseñó las primeras letras musicales y los secretos de ese instrumento de viento, como el mismo Mauricio lo retrató años más tarde en su libro “Mis bodas de oro con el folclore paraguayo. Memorias de un pychâi”.
Cardozo Ocampo cumplió su servicio militar en la Banda de la Policía, agrupación en la que aprendió más de música con los profesores italianos Salvador Dentice y Nicolino Pellegrini. En el año 1928 formó dúo con Eladio Martínez y tres años después emprendió una gira al Río de la Plata con la compañía de comedias uruguaya de Héctor Cuore.
Asentado en la ciudad de Buenos Aires, dio nacimiento a otros grupos folclóricos como Ñande Kóga, Agrupación Folclórica Guarani, Club Folclórico Guarani, entre otros.
SU FAMILIA. La capital argentina no sólo le brindó espacios artísticos, sino que se encargó de unirlo a Fidelina Fleitas, una mujer nacida también en Ybycuí, emigrada de niña.
Con Fidelina contrajo matrimonio en 1941 y tuvieron cinco descendientes: Irma, Óscar, Aníbal, Amambay y Mauricio Delfín. “Si hay algo que quiero revivir es cuando papá y mamá cantaban a dúo canciones en guaraní. Ese es el recuerdo más hermoso que tengo, cuando escuchábamos en sus voces ‘Suruku’a’, ‘Nde juru mbyte’, ‘Guavira poty’, ‘Ndaiporokuaái ko ne pore’y’, ‘Che morenami’, y otras canciones”, recuerda su hijo Aníbal.
A su regreso a Asunción se había convertido en guitarrista, poeta y director de orquesta, con enseñanzas recibidas en Baires. Mauricio formó en Asunción varios otros grupos como el Solar Guaraní, Banda Okára, y la que sobrevive hasta nuestros días: Perurimá. Ya durante la dictadura stronista, lejos de su país, el musicólogo creó inmortales obras que recorrieron toda Buenos Aires hasta llegar a Paraguay.
“Siempre añoraba su tierra y le preocupaba la situación cultural del país. Cuando no tocaba las versiones de ‘Pájaro Campana’ para la flauta, que le encantaba, papá agarraba la guitarra y empezaba a componer. La manera en que creaba sus temas era muy cotidiana, sin muchos secretos. Escribía en su cuadernito, siempre por las mañanas”, comenta su hijo.

Aun lejos, era fiel a las costumbres paraguayas
Sus creaciones la compartía con su familia y sus amigos, otros grandes compositores de la música paraguaya en el exilio bonaerense, como José Asunción Flores, Herminio Giménez, Agustín Barboza, Félix Pérez Cardozo, y muchos más. “Papá era buen músico, buen padre, buen paraguayo. Se acordaba de su tierra siempre con sus amigos, con quienes jugaba truco, contaba chistes en guaraní y reían. Y cuando venía a Asunción sin falta traía un gallo de riña, porque su deporte era ir con sus amigos al riñero de San Lorenzo, los días domingos, para que su animal compitiera”, dice Aníbal. Mauricio tuvo una vida plena y también difícil. Ni con su muerte ocurrido el 5 de mayo de 1982, sus grandes creaciones fueron apagadas, sino al contrario. Su nombre quedó como una membresía del folclore paraguayo.