23 ago. 2025

Un mundo hiperconectado graciasa la tecnología esconde amenazas

La tecnología permite un mundo hiperconectado repleto de beneficios y también esconde amenazas a las democracias del orbe como la desinformación, el ciberpopulismo y el cibercontrol.

Guerra digital. Los líderes mundiales recurren a informáticos para sus campañas de desinformación.

Guerra digital. Los líderes mundiales recurren a informáticos para sus campañas de desinformación.

Nunca en 315.000 años de evolución los seres humanos tuvieron tanta información a su alcance ni la tecnología fue jamás tan asequible como en el siglo XXI.

Sin embargo, las evidentes bondades de un futuro hiperconectado esconden también oscuras amenazas para las democracias en todo el planeta como la desinformación, el ciberpopulismo y cibercontrol.

Tres de los alumnos aventajados de esa pesadilla tecnológica son Vladímir Putin (Rusia), Rodrigo Duterte (Filipinas) y Narenda Modi (India), líderes que se sirven, según múltiples investigaciones, de arsenales digitales para controlar y manipular a la opinión pública, desacreditar a sus oponentes y dividir la sociedad. Mientras tanto, cultivan una imagen de hombres fuertes que impregnan el debate político con discursos nacionalistas.

DESINFORMACIÓN. Aunque la propaganda y la manipulación informativa son tan antiguas como la guerra y la política, el desarrollo de las nuevas tecnologías, la democratización de internet y el “big data” amplificaron sus efectos hasta cotas difícilmente imaginables hace veinte años.

La “desinformación” es una doctrina de origen militar relacionada con el concepto de “guerra híbrida” o “asimétrica”, que puede definirse como aquella información deliberadamente falsa y generalmente emotiva creada para ser difundida como arma política y generar relatos que creen discordia y fragmentación social.

Ese arma sirve para que “agentes externos” intenten desestabilizar a Estados rivales, pero también la emplean líderes o partidos políticos en el ámbito doméstico para generar confusión, desviar la atención de otros problemas, polarizar y favorecer sus narrativas.

“En muchos regímenes autoritarios, la propaganda informática se convirtió en un instrumento para el control de la información que se utiliza estratégicamente en combinación con la vigilancia, la censura, y amenazas de violencia”, señala un informe de la Universidad de Oxford.

En ese contexto, sobresalen tres líderes políticos de países en desarrollo con elevadas tasas de popularidad y control sobre una población conjunta de 1.588 millones de personas, equivalente al 20% de los habitantes del planeta: Putin, Duterte y Modi.

RUSIA. El presidente ruso no tiene Twitter ni Facebook y las cuentas del Kremlin se limitan a mensajes oficiales. Pero Moscú dispone de un ejército de medios afines y piratas informáticos que actúan a favor del Gobierno, según diversos estudios.

Unos 20 países atribuyeron a Rusia su interferencia en elecciones u otros asuntos internos, entre ellos EEUU, el Reino Unido, Holanda o España en el caso de Cataluña. También la Unión Europea alertó de las campañas de desinformación rusas, mientras que la Universidad de Stanford señala además a Rusia por una supuesta injerencia en países africanos.

Moscú niega todo y lo atribuye a la “rusofobia”, aunque pesquisas judiciales y académicas, así como testimonios sobre la ciberestrategia rusa apuntan a lo contrario.

FILIPINAS. El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien considera a Putin su “ídolo”, dispone de trolls (o piratas informáticos) para promover su imagen y destruir a rivales. En Facebook, Duterte reúne a 4,3 millones de seguidores.

Universidades como las de Massachusetts, Oxford o Leeds acusan a Duterte de contratar un ejército de entre 300 y 500 trolls para diseminar información falsa y cobrarían entre 900 y 1.200 euros al mes, acorde al salario medio del país.

INDIA. Abanderado de Twitter y pionero de hologramas en 3D, tecnología que le sirvió para aparecer simultáneamente hasta en 90 mítines en la campaña de 2014 que le convirtió en jefe del Gobierno indio, Narendra Modi conecta en las redes con las clases medias y los milénials en un país de casi 1.400 millones.

Supera los 100 millones de seguidores en redes sociales, más que ningún otro líder político mundial, y con sus trolls defienden el nacionalismo populista hindú.


Cibercontrol y censura internacional
Según el último informe de la organización Freedom House sobre la Libertad en la red, en el último año las autoridades unas 40 naciones (de 65 analizadas) crearon programas avanzados de monitoreo de redes sociales y en 47 hubo detenciones de usuarios por expresar su opinión en el campo político, social o religioso, un récord.
En Rusia, desde que Putin volvió a la presidencia en 2012 se convirtió en una “decisión estratégica” imponer restricciones a la actividad en la red, dijo el jefe de la organización rusa de derechos humanos Agora, Pável Chikov, cuyo grupo maneja unos 100 casos relacionados con la libertad de expresión en internet.
Las autoridades prohíben un amplio abanico de contenidos en línea, bajo el pretexto de la lucha contra el extremismo. Los proveedores están obligados a almacenar datos de sus usuarios en territorio ruso, y los móviles, ordenadores y televisores inteligentes pronto tendrán que incluir aplicaciones rusas preinstaladas.
Oenegés, medios, periodistas y blogueros pueden ser calificadas de “agentes extranjeros” si reciben financiación exterior y la difusión premeditada de “noticias falsas” y ofensas a “símbolos patrios” son castigadas con multas. Además, Rusia implantó el “internet soberano”, que le permite desconectarse de la red global en caso de amenazas. EFE