EFE
WASHINGTON - EEUU
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asestó ayer un nuevo golpe al legado medioambiental de su predecesor, Barack Obama, al anunciar una nueva propuesta normativa que liberaliza y dejará en manos de los estados la regulación de las emisiones de las centrales térmicas de carbón.
“La nueva norma responde a la agenda del presidente”, señaló el administrador interino de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Andrew Wheeler, quien participó este martes en una rueda de prensa telefónica para dar a conocer la nueva regulación, bautizada como plan de Energía Limpia Asequible (ACE).
Esta nueva normativa, que tras someterse a un proceso de audiencias previas entraría en vigor por decreto, tiene como objetivo derogar el Plan de Energía Limpia (CPP) implantado por la anterior Administración, cuyo objetivo era reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
No obstante, desde la EPA, aseguran que la nueva normativa, además de cumplir con la ley y con la voluntad del Congreso de mayoría republicana, servirá igualmente para reducir las emisiones gracias a que la industria ganará en eficiencia.
Según cálculos de la Administración, esta reducción llegará a ser de 1,5% en comparación con las previsiones que se manejaban al amparo de la CPP.
“La ACE que reemplaza el anterior CPP, que era una norma excesivamente restrictiva y costosa, devuelve el poder a los estados, promueve la independencia energética y facilita el crecimiento económico y la creación de empleo”, señaló la EPA.
El CPP impulsado por Obama requería que los estados cumplieran con los estándares específicos de reducción de emisiones de dióxido de carbono basados en su consumo individual de energía.
Durante la administración Obama, la EPA estimó que el Plan de Energía Limpia podría prevenir de 2.700 a 6.600 muertes prematuras y de 140.000 a 150.000 ataques de asma en niños.
Por este motivo, no es de extrañar que diversos movimientos sociales y legisladores rechazaran ayer el anuncio del Gobierno.