Resulta difícil predecir lo que sucederá con la expansión del coronavirus ni saber a ciencia cierta por cuánto tiempo esta amenaza nos obligará a vivir con restricciones y medidas especiales, pero lo que sí está perfectamente claro es que tendremos que cambiar muchas cosas en la manera de conducir el país, redefiniendo las prioridades para los recursos públicos.
Uno de los aspectos más significativos que emergen es el grave error cometido por los sucesivos gobiernos y referentes de la clase política, al haberse negado a invertir mayores recursos para construir un buen sistema de salud pública que responda a las necesidades de la mayoría. El sistema de salud pública del Paraguay es considerado uno de los más precarios y atrasados del continente.
El escritor israelí Yuval Noah Harari en una entrevista lo dice con mucha claridad: “Ahorrar dinero a corto plazo puede costarnos mucho más cuando una crisis golpea. Los países que han ahorrado dinero en los últimos años recortando los servicios de salud ahora pagarán mucho más como resultado de la epidemia”. A partir de ahora, el Paraguay debe tener como prioridad invertir lo necesario en salud pública, al igual que en educación. Lo que hasta ahora se consideraba como algo marginal o complementario, debe pasar a ser lo central, lo fundamental.
Del mismo modo, es una oportunidad privilegiada para deshacernos de muchos lastres y recortar gastos abusivos para sectores parasitarios, como los millones que se llevan del erario público los legisladores parlasurianos, sin aportar prácticamente nada.
Basta de gastos superfluos para alimentar la corrupción de la clase política. Basta de robar sumas millonarias de los recursos de Fonacide o los royalties de las hidroeléctricas. Basta de planilleros y de operadores políticos con sueldos del Estado. Basta de los operadores de un sistema de Justicia que responde a influencias políticas y que se vende al mejor postor. Basta de tantos abusos, mientras mucha gente muere por no satisfacer necesidades básicas.
En este nuevo país que habrá que rediseñar, habrá que replantear también la visión de la economía. En estos días estamos sufriendo el aumento abusivo de precios de productos como las frutas y las verduras, que se deben importar de naciones vecinas porque los campesinos paraguayos productores de alimentos no tienen el apoyo estatal necesario para poder cultivar y abastecer al mercado interno. Es tiempo de que rubros como la producción alimentaria y la industria nacional tengan el respaldo que hoy tienen otros rubros de exportación agropecuaria a gran escala.
Tras la emergencia, habrá que rediseñar un nuevo Paraguay.